El Saul Bass desconocido: La «W» de Warner y el cartel de «La lista de Schindler» que nunca fue
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El hombre que consiguió que los espectadores no se durmiesen en los títulos de crédito cinematográficos cumpliría este miércoles 93 años. El diseñador gráfico es el responsable de prodigiosos ejercicios visuales como los de «West Side Story», «La tentación vive arriba» y «El Hombre del brazo de oro»
08 may 2013 . Actualizado a las 23:13 h.Saul Bass no solo es el cartel de Vértigo o los créditos de Psicosis. Su trabajo cambió radicalmente la forma de presentar un largometraje, marcó un punto y aparte en cuanto a los rótulos promocionales y a los títulos de crédito, que, a partir de los años 50, experimentaron de su mano una profunda transformación que elevó estos elementos, hasta entonces meramente formales, incluso anodinos, a auténticas obras de arte.
Saul Bass fue capaz de ilustrar la psicosis con solo un fondo negro y líneas paralelas. Lo hizo para el clásico de terror de Alfred Hitchcock, anticipando al espectador el suspense psicológico que le iba a acompañar hasta el desenlace final de la historia. Con este director, Saul Bass desarrolló sus trabajos más brillantes y logrados, empapándose de la piel de los personajes para reducir al límite sus sensaciones y transmitirlas, de forma completamente minimalista, con un par de magistrales pinceladas.
Saul Bass es además el gran maestro del cartelismo cinematográfico -tres de sus creaciones se incluyen entre los 25 mejores carteles de la historia del séptimo arte-. Antes de él, el póster promocional solía centrarse exclusivamente en las estrellas que protagonizaban las cintas, un elemento únicamente informativo, incluso egocéntrico, que pasó a convertirse casi una parte más de la trama, esencial para despertar el interés y la incertidumbre.
Saul Bass, curtido publicista, diseñador de logotipos y experto en imagen corporativa, salió a la superficie en el agitado y elitista mundo de la publicidad de la América de los años 40. Con las llaves de su propio estudio de diseño en la mano, recibió en 1950 la llamada del director Otto Preminger, quien lo invitó a diseñar el póster para su película Carmen Jones (1954). Fue esta su verdadera llave del futuro, un trabajo que le catapultó a diseñador de culto y tras el que empezaron a acumularse otras proposiciones de distinguidos cineastas que requerian el inteligente minimalismo de Saul Bass para condensar en un solo parpadeo la esencia de sus largometrajes.
The Big Knife de Robert Aldrich y The Seven Year Itch (La Tentación Vive Arriba) de Billy Wilder, fueron las siguientes. Pero el estirón llegó de la mano de Preminger y su proyecto The Man with the Golden Arm (El Hombre del brazo de oro), la cinta que elevó a Bass a auténtico maestro de culto del diseño de títulos de crédito.
Los trazos de Saul Bass eran tan magistralmente sencillos que lo complicado era llegar a idearlos. Una espiral para explicar el amor mucho más allá de muerte en Vértigo, de Hitchcock. Un brazo desdibujado para plasmar la adicción a la heroína en El hombre del brazo de oro. El juego doble de unos rectángulos para ilustrar las idas y venidas de La tentación vive arriba. Dos individuos bailando en una escalera para transmitir el espíritu callejero y musical de West Side Story. Y así, en adelante.
Adorado por los diseñadores gráficos y con el universo publicitario volcado a sus pies, Saul Bass mantuvo una especial colaboración con el genio del terror psicológico Alfred Hitchcock. Para él, además de los carteles de Vértigo y Psicosis y sus títulos de crédito, el neoyorkino ilustró el storyboard -conjunto de dibujos mostrados en secuencia con el objetivo de servir de guía para entender una historia- de la clásica escena de la ducha de la obra maestra del director británico. Hay quien, desmontando a Hitchcock, especula con que fue el propio Saul Bass quien dirigió la escena más famosa de Psicosis.
Lo que sí nació de manos de Saul Bass fue el clásico logotipo de Kleenex y el de los estudios Warner, aquella «W», hoy todo un símbolo retro, utilizada en las películas durante los setenta y ochenta y que Ben Affleck recuperó en su último filme, Argo, ambientado en el Hollywood de 1979. En 1985 el logo fue retirado del brazo cinematográfico de Warner, relegándolo a su rama discográfica Warner Music y a la editorial Warner Books.
Saul Bass también ideó un cartel para La lista de Schindler que finalmente Spielberg rechazó e hizo sus pinitos como director de cine con la película Sucesos en la cuarta fase. Pero fueron sus colores planos y su tratamiento naif, sus letras de palo seco y su característico movimiento de la cámara, inspirado en la animación abstracta de los años veinte lo que acabó escribiendo su nombre entre los grandes del cine como el creador de casi un subgénero cinematográfico, el de los títulos de crédito.