España ha obviado en sus participaciones cosas tan importantes como el idioma, la puesta en escena o la promoción, que resultan claves para situarse entre los favoritos para conquistar el certamen
15 may 2016 . Actualizado a las 19:28 h.Faltan pocas horas para que Eurovisión 2016, el festival por excelencia de la música en Europa, arranque en lo que será su 61ª edición. Y este año será Barei con su Say Yay! la encargada de representar a España en Eurovisión, un festival en el que las participaciones españolas se contabilizan en su mayoría por fracasos, destacando los cero puntos de Remedios Amaya con el tema Quién maneja mi barca en 1983 o el puesto 25 de El Sueño de Morfeo, con Contigo hasta el final en el 2013.
Lo cierto es que nuestro país solo ha saboreado las mieles del éxito en Eurovisión en dos ocasiones que quedan muy lejanas, en 1969 con el La, la, la de Massiel y al año siguiente con Salomé y su Vivo cantando. ¿Y cuáles son las razones por las que España no ha vuelto a triunfar en Eurovisión?
Existe una serie de características comunes entre los últimos ganadores de Eurovisión que España ha obviado en la gran mayoría de sus participaciones. Y este año, todo parece indicar que Barei y su Say Yay! no se encuentran entre la lista de favoritos para alzarse con el triunfo en Estocolmo.
Estas son las claves que podrían ser sinónimo de éxito en Eurovisión 2016 y que permitirían a Barei degustar unos percebes como celebración:
1. El idioma. El inglés es el idioma del éxito en Eurovisión. Hay que remontarse al 2007 para encontrar una canción que haya ganado el festival cuya letra no esté escrita íntegramente en inglés. Ese año, Marija Serifovic sorprendió con Molitva, un tema en serbio con el que se impuso en la gala celebrada en Helsinki.
Hasta 1999, las normas de Eurovisión obligaban a los participantes a cantar en el idioma oficial del país al que representaban, pero una vez que eso cambió, el inglés se convirtió en la lengua preferida por los intérpretes del certamen. En Eurovisión 2016, solo tres canciones de las 43 canciones que participan no serán defendidas en inglés; la macedonia Kaliopi y los bosnios Dalal & Deen ft. Ana Rucner & Jala cantarán en el idioma oficial de sus países, mientras que la austríaca Zöe lo hará en francés.
España se ha mostrado bastante reacia a utilizar el inglés en sus participaciones eurovisivas para así no perder su seña de identidad. En los últimos años algunos temas sí incluyeron algunas frases -normalmente el estribillo o parte de él- en el idioma de Shakespeare, pero fue Ruth Lorenzo en el 2014 la primera en incluir más estrofas en inglés que en español en Dancing in the rain. Ahora Barei toma el testigo de Ruth Lorenzo con Say Yay!, y va un paso más allá al cantar de principio a fin el tema en inglés, algo que le ha valido las críticas del presidente de la RAE, Darío Villanueva, que lo calificó de «complejo de inferioridad» y de Remedios Amaya, a la que no le «entraba en la cabeza» que no cantase en español.
2. Puesta en escena. Sin duda, uno de los puntos flojos de España a lo largo de sus participaciones en Eurovisión. El objetivo es captar la atención de los espectadores y el público presente en el Globe Arena de Estocolmo desde que suene la primera nota hasta la última a través de la espectacularidad o la originalidad de la puesta en escena, y eso es algo que parece no tener la actuación de Barei de esta edición, tal y como se pudo comprobar tras la filtración de su ensayo.
La escenografía de la representante española, con caída incluida, pasará inadvertida por la falta de energía que habrá sobre el escenario en contraposición con la fuerza que desprende la canción. Aunque en los últimos días, Barei ha cambiado ciertas cosas de su puesta en escena ha decidido seguir manteniendo la caída al final del primer estribillo para así transmitir un mensaje de superación. Otra de las cosas que se saben es que saltará al escenario con un vestuario del diseñador Raúl Amor.
Pese a su esfuerzo y las ganas, la escenografía de Barei no estará a la altura de actuaciones ganadoras que pasarán a la historia de Eurovisión como la danza trival de Ruslana (2004), la aparición estelar del patinador Evgeni Plushenko para acompañar al representante ruso en el 2008, el juego de luces sobre el escenario de Conchita Wurst en el 2014 o los efectos especiales del ganador de Eurovisión del año pasado, Mans Zelmerlow.
3. Un buen directo. Eurovisión es el festival por excelencia de la canción y sin un buen directo es imposible alzarse con el triunfo. Aunque la desafinación durante la actuación resulta determinante a la hora de la clasificación final, una voz perfectamente afinada en la que se demuestre el poderío vocal no siempre es sinónimo de éxito, y si no que se lo digan a Pastora Soler y su décimo puesto o a Ruth Lorenzo, que terminó en novena posición. Y por desgracia, Barei está muy lejos de la calidad vocal de ambas.
Pero la voz no lo es todo. Debe ir acompañada de una melodía bailable, un estribillo pegadizo que quede en el subconsciente de todo el que lo oiga y todo eso en el máximo establecido de tres minutos por actuación. Suele ser conveniente además que la actuación con la que se acude a Eurovisión sea del estilo predominante ese año. En este punto, España vuelve a ir contracorriente: cuando impera el pop, llevamos alguna balada; si es el año de las melodías lentas, optamos por algo movido; y este año en el que parece que las mujeres quieren explotar su lado más sexi, Barei actuará con un look muy urbano. Otro punto negativo para la representante española.
La posición en la que se actúe suele influir a la hora de las votaciones. Cuanto más al final de la gala de Eurovisión, mejores resultados se suelen obtener. Barei actuará en el puesto 19, una posición a priori beneficiosa, salvo que lo hará justo por detrás de Rusia, la gran favorita, con lo que su intervención podría quedar eclipsada por la de su antecesor.
4. Los vecinos. En la vida sin padrino no te bautizas, y en Eurovisión no ganas si no tienes buenos vecinos. La geografía juega en contra de España. Aislados en el sur del continente, nuestro país solo cuenta con los votos fieles de Portugal y Andorra, y otros como Suiza, Francia o Bélgica en los que la emigración española tiene una notable presencia.
Hay cuatro bloques de países históricamente beneficiados por el sistema de votos de Eurovisión: los que formaron parte de la URSS, los balcánicos, los bálticos y los escandinavos. Y todo apunta a que este año, se mantendrá la tónica habitual y conquistará Eurovisión algún país miembro de esos bloques.
Eurovisión ha decidido introducir este año un nuevo sistema de votación para asegurarse que no se conozca el ganador hasta prácticamente la recta final de la gala. Desde el 2009, los puntos eran la suma combinada de un jurado profesional y los votos de los espectadores, pero a partir de esta edición de Eurovisión, la votación se dividirá en dos partes. En la primera, se anunciarán los votos del jurado y en la segunda serán los presentadores de la ceremonia los encargados de dar a conocer el voto de la audiencia.
5. Promoción previa. Eurovisión es un negocio y si no has sabido venderte durante los meses previos al festival, se arranca con más desventaja que tus competidores. Y aunque Barei sí ha tenido presencia en los medios de comunicación de España y en la redes sociales tras haberse impuesto en el programa Objetivo Eurovisión a rivales que estaban por delante de ella en las apuestas como Xuxo Jones o María Isabel, son pocos los países de Europa que conocen a nuestra representante y su canción Say Yay!, justo lo contrario que ocurre con Sergey Lazarev, el representante de Rusia que está en boca de todos.
De las cinco claves que debería tener todo ganador de Eurovisión, Barei solo cumple a priori con la del idioma. Otras como la promoción o los países vecinos ni siquiera están de su mano ni a estas alturas tienen solución. La puesta en escena y el directo seguirán siendo una incógnita hasta que salte al escenario del Globen Arena de Estocolmo. Así que haciendo balance, todo apunta a que este año, tampoco será el año de España en Eurovisión.