La oposición denuncia al menos 57 muertos, incluidos 41 civiles, en los incidentes del sábado
25 feb 2012 . Actualizado a las 20:22 h.La Cruz Roja y el régimen sirio prosiguieron con sus negociaciones para la evacuación de los heridos de la ciudad de Homs, entre ellos periodistas extranjeros, la víspera del referendo sobre la nueva Constitución, que finaliza con el monopolio del partido del presidente Bachar al Asad.
Mientras, los actos violentos en Siria causaron este sábado 57 muertos, incluidos 41 civiles, según el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH) en un comunicado. La organización, radicada en el Reino Unido, precisa que 19 civiles murieron en Homs, bombardeada sin pausa desde hace tres semanas por el ejército sirio, y 16 militares de las fuerzas prorrégimen perdieron la vida en todo el país en enfrentamientos con desertores.
El proceso de evacuación de los heridos, coordinado por el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), no ha evitado la reanudación de los bombardeos del Ejército contra Homs y poblaciones vecinas. «Los contactos continúan con las autoridades y también con la oposición para repetir la operación de anoche y evacuar al mayor número posible de heridos y enfermos de Baba Amro y otras zonas de Homs», explicó el portavoz en Siria del CICR, Saleh Dabakeh.
Miembros de la Media Luna Roja entraron el viernes en este castigado barrio, según Dabakeh, quien agregó que los voluntarios evacuaron en ambulancias a siete heridos sirios, que requerían «atención médica urgente», y a veinte mujeres y niños enfermos. Los reporteros occidentales heridos, la francesa Edith Bouvier y el británico Paul Conroy, continúan en Baba Amro, así como los cadáveres de los dos fallecidos en un bombardeo el pasado miércoles, la periodista estadounidense Marie Colvin y el fotógrafo francés Rémi Ochlik.
El portavoz del CICR aseguró que están en contacto «con todos quienes necesiten ayuda y, entre ellos, figuran los periodistas», pero no especificó cuándo tienen previsto poder evacuarlos y repatriar los cadáveres. A principios de esta semana, el CICR anunció que mantenía contactos con el régimen de Al Asad y los opositores para lograr un cese en las hostilidades y llevar ayuda humanitaria a las poblaciones más afectadas por el conflicto en Siria, en especial a Homs.
Homs es blanco de una ofensiva militar desde hace más de veinte días, pero otros bastiones opositores también sufrieron bombardeos, entre ellos la provincia central de Hama, donde murieron 19 personas. El resto de víctimas mortales se registró, según los opositores Comités de Coordinación Local (CCL) en las regiones septentrionales de Idleb (trece) y Alepo (siete), y en la meridional de Deraa, donde murieron cinco personas.
Este recrudecimiento de la violencia coincide con la celebración el domingo del plebiscito sobre la nueva Carta Magna, al que están llamados a votar más de 14 millones de electores y que cuenta con el boicot de la oposición. La viabilidad de esta jornada de votación sin precedentes levanta serias dudas debido a la inseguridad y el derramamiento de sangre que vive el país desde hace un año, un tiempo en el que, según los opositores, han muerto más de 8.500 personas.
La redacción de una nueva Constitución era una de las principales demandas al inicio del levantamiento popular contra el régimen sirio el pasado marzo, pero la sangrienta represión ha llevado a los opositores a exigir la renuncia del presidente. Para los CCL, el referéndum es una táctica de Damasco para «encubrir sus masacres» y una Carta Magna no puede ser preparada a menos que «todas las fuerzas políticas y los grupos sociales participen en su redacción por medio de una comisión elegida».
El borrador de la futura Constitución, elaborado por una comisión designada por Al Asad, acaba con el monopolio del partido gobernante Al Baaz, que dirige Siria desde 1963, abre las puertas al multipartidismo y pone límite al mandato del presidente, de siete años y solo renovable una vez. Según el texto, Siria es un «Estado democrático y civil» en el que se respetan «todas las religiones», pero la confesión del presidente es el islam y la fuente principal de la legislación es la jurisprudencia musulmana.
Este artículo no ha gustado a la comunidad cristiana siria, que representa un diez por ciento de la población, ni a los musulmanes seculares, aunque ninguno de estos grupos ha anunciado su boicot al referendo. El sacerdote maronita (cristiano ortodoxo) Toni Dora dijo que ese artículo es una «puñalada por la espalda» a todos los cristianos, que quedan relegados a «nacionales de segunda» o «ciudadanos inferiores».
La figura del presidente en la nueva Carta Magna también levanta polémica ya que como el texto se aplicaría cuando termine el mandato de Al Asad, en el 2014, este podría optar a la elección dos veces más y permanecer en el poder hasta el 2028. Además, prohíbe la participación de candidatos que no hayan vivido en Siria durante los últimos diez años, lo que deja fuerza del juego político a los principales líderes de la oposición en el exilio, que en la actualidad buscan reconocimiento internacional para relegar a Al Asad.