«A solución non é repartir comida ou tanques de auga»

Anxela Iglesias AL JIFTLIK /E. LA VOZ

INTERNACIONAL

Los palestinos de la zona podrían autoabastecerse si los dejaran, afirma

29 abr 2012 . Actualizado a las 07:01 h.

Montañas rocosas, terrenos desérticos, fuentes de agua y extensiones verdes. El paisaje de contrastes es más que un tópico en el valle del Jordán, la larga y profunda franja que se extiende desde el mar Muerto hasta orillas del río Jordán. Un área disputada en la que la gallega Iria Cobaleda ha escogido pasar dos meses como voluntaria junto a sus habitantes palestinos, una de las comunidades cisjordanas más aisladas y afectadas por la ocupación israelí.

«É un dos contextos máis complexos de todos os territorios ocupados palestinos», explica Iria. Y añade que «é ademáis clave para un futuro Estado palestino, polas súas reservas de auga, o seu clima e terras fértiles, o que converte ó val na cesta da compra natural dos palestinos, a vez que é fronteira natural con Xordania».

Pero los acuerdos políticos han provocado que más del 90 % del valle del Jordán esté controlado civil y militarmente por Israel, Estado que no está dispuesto a ceder la autoridad de un área geoestratégica con tantas riquezas y en la que no cesa de construir asentamientos.

Gas a partir de excrementos

La ingeniera ferrolana emplea allí sus conocimientos técnicos para construir biodigestores domésticos, con los que algunas familias palestinas beduinas podrán pronto obtener gas para cocinar a partir de excrementos de cabras.

Se trata de una pequeña, pero importante aportación a un lugar donde el acceso al agua y a la electricidad es un lujo sometido a innumerables trabas administrativas.

Cobaleda también colabora en el proyecto de documentar la situación del área, plagada de puestos de control militar y zonas de tiro, lo que dificulta el llevar a cabo el trabajo.

Junto al Movimiento de Solidaridad del Valle del Jordán, el grupo con el que coopera fabrica ladrillos de barro que sirven para reconstruir casas. Y es que entre los recuerdos más tristes que Iria se llevará de vuelta a Galicia es el de «presenciar a chegada dos buldóceres israelís para destruir nunha hora as casas ou tendas nas que viven familias numerosas».

Iria aprovecha también para dar clases de inglés a los niños de las comunidades cercanas. «Unha das cousas máis graves para min é a limitación do dereito á educación. Algúns rapaces teñen que percorrer quince kilómetros atravesando checkpoints [puestos de control militar] para chegar á escola, ou que moitos deses menores traballen nos asentamentos que exportan ó mercado europeo os seus produtos», explica.

Las críticas de Iria no se dirigen solo hacia Israel, sino también hacia la Autoridad Nacional Palestina o las organizaciones locales e internacionales que no adoptan una política decidida en la zona, y a la propia sociedad palestina, que se encuentra desunida. «A solución non é repartir comida ou tanques de auga; os habitantes do val poderían autoabastecerse se llo permitiran».

Y a pesar de todo, Iria se declara feliz viviendo en una casa de adobe que acoge a voluntarios de todo el mundo. «Iste lugar e paradóxicamente moi tranquilo e hospitalario, trátante como alguén da súa familia».

Iria Cobaleda ya piensa cuando vuelva a su trabajo en Vigo: «Levareime moito máis do que eu puiden dar». Y confiesa que se quedará con ganas de repetir pronto la experiencia.

valle del jordán una ingeniera ferrolana

«Esta rexión é clave para un futuro Estado palestino polas súas reservas de auga»

«Algúns percorren 15 kilómetros atravesando controis para chegar á escola»