Varios senadores demócratas se alejan del presidente por miedo al electorado
24 mar 2013 . Actualizado a las 07:00 h.«Vamos a buscar los votos», dijo el jefe de gabinete de la Casa Blanca, Denis McDonough. Lo dijo después de que el líder de los demócratas en el Senado anunciara que esa prohibición se quedaba fuera del paquete de medidas para el control de las armas y significaba que el lugarteniente de Obama contradecía las previsiones del hombre fuerte de los demócratas en el Senado.
Lo que se esconde detrás de esa falta de sintonía es la división de opiniones del partido de ambos sobre el alcance de la ley para controlar las armas en EE.UU. Harry Reid, líder demócrata del Senado, aseguró esta semana que no contaba con más de 40 votos para prohibir las armas de asalto. Eso quiere decir que hay, al menos, trece senadores demócratas que votarían en contra. La mayoría de esos senadores necesitan mostrarse en contra de la prohibición si quieren conservar sus escaños. Son demócratas que se juegan su sillón en las elecciones del año próximo, la mayoría representa a los estados del oeste y, según las encuestas, sus posibilidades de victoria son ajustadas. Así que deben pensar que un puñado de votos, o probablemente miles ya que tampoco la mayoría de los estadounidenses defiende esa prohibición, bien valen enfrentarse al jefe, en este caso el presidente, que sigue defendiendo la prohibición.
Hasta ahora, la disputa dentro del partido se ha mantenido en unos cauces discretos pero el mes próximo eso puede cambiar. La cuestión ahora, tras abandonar la prohibición de las armas de asalto, es aprobar la verificación de antecedentes de los compradores de armas. Para algunos demócratas, quizá la mayoría, este es el punto más importante del proyecto. Pero tampoco todos ellos están de acuerdo con esta modificación. Otra vez los senadores de los estados del oeste se encuentran en una difícil disyuntiva, entre la espada y la pared, atrapados entre su presidente y sus votantes.
El problema con este asunto es que si Reid no consigue tampoco sacarlo adelante en el Senado, se verá como una gran derrota política de Obama. Por el momento, Reid no ha dado señales de que sea capaz de imponerse a los senadores «díscolos» de su partido.