Steinbrück no tira la toalla y descarta gobernar a las órdenes de Merkel

úrsula moreno BERLÍN / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

KAY NIETFELD

El líder del SPD asegura que la canciller carece de dirección y avanza en círculos

20 sep 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

El último gran mitin, en pleno corazón de Berlín, en el Alexanderplatz. Peer Steinbrück, el principal contrincante de Merkel, no tira la toalla. «Si quieren un salario mínimo, tienen que votarme a mí, si quieren que mande la caballería a Suiza, tienen que votarme a mí», concatena este incansable orador, que logra arrancar algunas risas a los cerca de 6.000 congregados en esta tarde otoñal. Cuando fue ministro de Finanzas en el Gobierno de gran coalición (2005-2009), amenazó a Suiza con enviar la caballería para perseguir a los evasores alemanes. Aquello le costó casi una crisis diplomática con el país vecino. Hoy es una más en su repertorio de ironías.

Nada tiene que ver este político de verbo fácil que se pasea cómodamente por el estrado con la canciller Merkel que se agarra a las tribunas y repite siempre las mismas frases. Con todo, Steinbrück tiene los días contados al frente del SPD. Ha descartado formar parte de un Gobierno de gran coalición y, hoy por hoy, las encuestas no le dan la mayoría suficiente con los Verdes como para gobernar.

Algunos creen todavía en un milagro. «Todo es posible. Las elecciones son cada vez menos previsibles y hay muchos indecisos», explica Christoph Ströbele a La Voz. Este trabajador social ha venido con su mujer y su hijo porque piensa votar a socialdemócratas y verdes (fraccionará el voto, como muchos alemanes) y porque «Steinbrück se ha crecido en las últimas semanas después de los errores que cometió al principio. Si tuviera dos o tres semanas más, ganaría algunos puntos», añade. De Merkel no tiene tan buena opinión: «No hace daño a nadie, pero tampoco defiende nada concreto, es como una esponja que lo absorbe todo».

No a Merkel

La negativa del aspirante socialdemócrata a volver a trabajar con Merkel la comparten muchos en las bases de su partido. Y es que la Agenda 2010 de Gerhard Schröder primero (que comenzó a desmontar el estado de bienestar) y ser socio minoritario de la coalición de Merkel después, le ha costado al SPD la fuga de 9 millones de votantes. En los pasados comicios obtuvo un 23 % de los sufragios, el peor resultado en la historia del partido más grande y antiguo de Alemania, que en mayo celebraba su 150 aniversario. No obstante, y aunque nadie lo admita en campaña, ya se habla de la posibilidad de que Steinbrück lidere las negociaciones de coalición, y Sigmar Gabriel, el jefe del partido, asuma la vicecancillería.

Todo esto partiendo de que el centroderecha no obtenga la mayoría suficiente para gobernar. La última encuesta le da un 45 % de los sufragios, un punto menos que a socialdemócratas, verdes y La Izquierda. No obstante, desde el SPD no se cansan de repetir que no gobernarán con los poscomunistas de Die Linke. Hacerlo sería mentir al electorado, aunque muchos, como Christoph Schäberle, verían con buenos ojos un tripartito de centroizquierda.

La carrera electoral se pone emocionante. Merkel recordaba ayer en Fulda que a la CDU no le sobra ni un solo voto.

Steinbrück, que suscitó una viva polémica la semana pasada al hacer una «peineta», criticó a Merkel por dedicarse durante la legislatura a «levantar el dedo para ver de qué lado sopla el viento», cuando lo que hay que hacer es emplear el índice para «señalar una dirección». «Merkel avanza en círculos», señaló.