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En Buenos Aires será muy difícil decir: «Feliz Año Nuevo»

agustín bottinelli BUENOS AIRES / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

Un hombre golpea una cacerola en protesta por los apagones.
Un hombre golpea una cacerola en protesta por los apagones. < / span>reuters< / span>

El silencio de Cristina Fernández sobre los apagones irrita a los bonaerenses

31 dic 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Los habitantes de Buenos Aires tendrán difícil olvidar este último día del año por la histórica ola de calor que deben soportar y por los cortes en el suministro eléctrico, que convierten la ciudad en un infierno.

Varios miles de vecinos se reunieron ayer alrededor del céntrico obelisco de la capital para protestar, cacerola en mano, por los apagones continuos que ya duran 16 días. La convocatoria fue realizada a través de las redes sociales, como otras veces, pero en esta ocasión no sacudió el ánimo de los ciudadanos. Hartos de vivir sin ascensores, sin agua potable, sin alimentos ni bebidas fríos, mientras el aire en las calles se torna irrespirable con temperaturas medias de 38 grados y picos de hasta 46, ya no tienen fuerzas para manifestarse más allá de las barricadas que levantan cada anochecer cortando el tráfico de cientos de calles.

Los gobiernos nacional y de la ciudad decretaron recién el domingo la emergencia energética y el Servicio Meteorológico Nacional mantiene desde hace ocho días la alerta roja, la mayor de las emergencias, que incluye no solo a los sectores de riesgo como niños y ancianos, sino a toda la población.

Ayer empezaron a elevarse voces desde el sector político que se suman a los comentarios de la calle sobre el silencio más absoluto de la presidenta Cristina Fernández. La jefa de Estado se refugió desde antes de la Navidad en su casa de El Calafate, en la provincia patagónica de Río Gallegos, al sur del país.

Muchos esperaban al menos un twitter, la red social que Cristina usa habitualmente, para solidarizarse con los damnificados por la situación, pero ni eso. Para la presidenta «no pasa nada», dicen los ciudadanos. Algunos funcionarios, como la vicejefa del gobierno de la capital, María Eugenia Vidal, se atreven a expresar en alto el malestar. Le sorprendió el silencio de Cristina ante esta proliferación de cortes de luz en la capital y sus periferias, declaró.

No arregló las cosas la fotografía del secretario de Energía de la Nación, el área responsable de la distribución de luz. Se dejó retratar jugando al golf en una lujosa urbanización sin haber hecho una sola declaración pública desde que comenzó el conflicto. El Gobierno cree haber resuelto el expediente culpando a las empresas Edesur, que tiene capital español, y Edenor, distribuidoras de energía a las que han amenazado con cancelarles los contratos y aplicarles millonarias multas, pero los bonaerenses pueden seguir con apagones dos semanas más.