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El peligro de las soluciones en falso

INTERNACIONAL

20 feb 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

¿No habían llegado al menos a un principio de acuerdo el Gobierno y la oposición en Ucrania? ¿Cómo es posible que sea precisamente ahora cuando estalle la peor ola de violencia que ha visto el país en esta crisis y, de hecho, desde su independencia en 1991?

La verdad es que, y por paradójico que parezca, puede ser que precisamente el acuerdo haya tenido mucho que ver con esta nueva escalada. Como sucede tantas veces, más que tomárselo como una aproximación de posiciones, ambas partes lo entendieron como un movimiento táctico para sacar ventaja frente al adversario. El presidente Yanukóvich esperaba que cediendo en dos de las principales reivindicaciones de los manifestantes (abolición de las leyes represivas y amnistía para todos los detenidos) la protesta perdería fuelle rápidamente y no tendría que ceder poder. Los líderes opositores, por su parte, conscientes de esto, decidieron abrir la espita de la tensión otra vez y presentar ayer mismo una moción parlamentaria para reformar la Constitución y limitar el poder del presidente. La negativa del Gobierno a siquiera discutir la moción y la convocatoria simultánea de una manifestación para rodear el Legislativo y presionar en la votación han hecho el resto.

Nadie deseaba, seguramente, esta masacre, pero era bastante previsible, porque lo cierto es que los líderes de la oposición parlamentaria ya no tienen apenas control sobre las protestas que, como es visible incluso por los símbolos que utilizan, están dirigidas por grupos radicalizados de extrema derecha. Estos llevan semanas enfrentándose con matones progubernamentales y policías en una guerra privada al margen de la protesta en la plaza de la Independencia que ha ido escalando de las palizas a los incendios, luego a los paquetes bomba y ahora a los tiroteos. Hasta qué punto ambos bandos se han ido igualando en sus tácticas y resultados puede verse en el número llamativamente alto de policías que se contaban ayer entre los muertos y heridos.

La «operación antiterrorista» por todo el país que han anunciado las fuerzas de seguridad delata que son conscientes de que la situación se les escapa de las manos y que piensan recuperar terreno por la fuerza, lo que no augura nada bueno. Si añadimos los rumores sobre movimientos de tropas y el cese repentino del jefe de las Fuerzas Armadas, la mezcla no puede ser más explosiva.