Rusia toma posiciones

INTERNACIONAL

Ha tomado el control de Crimea. La coordinación, la rapidez y la disciplina con la que ha ocurrido todo no engañan a nadie

01 mar 2014 . Actualizado a las 11:08 h.

Es un hecho: Rusia ha tomado el control de Crimea. La coordinación, la rapidez y la disciplina con la que ha ocurrido todo no engañan a nadie. A los misteriosos hombres armados que rodearon ayer los aeropuertos de la región les delatan sus uniformes: es el nuevo modelo -sin insignias- que el Ejército ruso ya había anunciado para este año. Probablemente se trataba de un plan de contingencia diseñado para una situación de crisis que el Kremlin ha decidido activar. En las próximas horas se verá si lo desactivan o lo mantienen, pero el mensaje está claro: Kiev no manda en Crimea.

La cuestión ahora es qué es lo que pueden hacer Ucrania y el resto del mundo al respecto. Y la respuesta es que no gran cosa. En virtud del estatus especial de la región, Ucrania solo tiene allí un pequeño destacamento de baterías de costa. Para reforzarlo tendría que declarar el estado de emergencia. Es decir, Rusia ha logrado invertir los términos de la ecuación: es Ucrania quien tiene que decidir si quiere una confrontación, y asumir las consecuencias.

Que lo haga parece entre improbable e imposible. El Ejército ucraniano se declaró neutral durante la insurrección de Kiev precisamente por miedo a fraccionarse. Enfrentarlo al Ejército ruso, algo inimaginable en este momento, sería un riesgo. El cese del jefe de Estado Mayor ucraniano ayer, el segundo en pocos días, es solo un síntoma de lo delicado de las lealtades en la institución. Si a ello sumamos el vacío de poder y la amenaza de una bancarrota inminente, está claro que Kiev no está en condiciones de responder ante este desafío.

El nuevo jefe de Consejo de Seguridad Nacional y Defensa de Ucrania, Andriy Parubiy, lo dejaba bien claro ayer cuando rechazó la posibilidad, reclamada por algunos diputados en Kiev, de enviar tropas a Crimea. Y no es que Parubiy sea precisamente un moderado: de joven fue el fundador de un partido neonazi y el líder de su brazo armado. La acusación rusa de que el nuevo Gobierno de Kiev es «fascista» es exagerada, pero no completamente ridícula.

¿Qué pretende Rusia? Seguramente no la anexión de Crimea, al menos en principio. Ahora que tiene el control de la región puede negociar el futuro de Ucrania con Washington desde una posición de fuerza -Kiev, en esto, poco cuenta-; exigir, por ejemplo, una Ucrania no integrada en la OTAN, como logró con Georgia.

De no lograrlo, al menos retendría Crimea con un estatus ambiguo como el de Abjasia y Osetia del Sur. Sería un dulce consuelo. Rusia ya estaba preparando su puerto de Novorossiya para que albergase a la Flota del mar Negro, pero el calado no es suficiente, y con la base naval rusa de Tartus, en Siria, bloqueada por la guerra civil en ese país, el puerto de Sebastopol sigue siendo crucial para la geoestrategia rusa. La solución: una negociación entre bloques a la antigua usanza.