Gazprom, el gigante ruso del gas, proporciona a Europa la cuarta parte del gas que consume
04 mar 2014 . Actualizado a las 14:10 h.Antes de depositar flores en la plaza de la Independencia de Kiev, el ministro de Exteriores británico, William Hague, habló vagamente de sanciones si Rusia no repliega sus tropas en Crimea. Pero era en su propia casa, en Londres, donde tenía lugar una rueda de prensa más reveladora respecto a las consecuencias de esas sanciones. Gazprom, el gigante ruso del gas, estaba celebrando allí su conferencia anual de inversores y anunciaba que en estos momentos proporciona a Europa la cuarta parte del gas que consume.
Los portavoces de Gazprom no hicieron tanto hincapié en el hecho de que sus acciones han caído un 13 por ciento desde el comienzo de la crisis en Ucrania, pero el hecho es que, efectivamente, la economía rusa está ya tan interconectada con la de la UE que no va a ser fácil para los responsables europeos diseñar una batería de sanciones que castiguen a Rusia sin penalizar a los ciudadanos europeos. Incluso sin sanciones, el suministro, que llega en gran parte a través de los gasoductos de Ucrania, podría experimentar problemas si la crisis se profundiza. Es cierto que en los últimos tiempos se han hecho muchos esfuerzos para diversificar el abastecimiento, pero cualquier subida en la factura energética podría poner en peligro la incipiente recuperación económica europea.
En el fondo, es una situación que refleja una de tantas paradojas europeas. Sus fortalezas son sus debilidades. La filosofía de la UE siempre ha sido que una economía globalizada crea una red de intereses tan intrincada que hace más difícil el conflicto entre estados-nación. Y es verdad, hasta cierto punto. Pero, como puede verse en este caso, también hace más difícil responder a los conflictos una vez que estos surgen.
El problema para Europa es que, inevitablemente, se va a ver presionada también por Washington. La economía norteamericana, en parte como herencia de la guerra fría, no está muy relacionada con la rusa. La única forma de que unas sanciones funcionen es si Europa las pone en práctica. Esto será sin duda de lo que hablarán el jueves los líderes de la UE en la reunión de urgencia que se convocó ayer. Si las sanciones a Irán resultaron dolorosas para algunos países europeos como España, que compraba parte de su crudo allí, estas van a recaer sobre todo en los hombros de Alemania. Por eso no es de extrañar que Angela Merkel hiciese el domingo un último intento de mediación al teléfono con Vladimir Putin. Sin resultado. Como dijo Barack Obama, la crisis va a pasar factura a Rusia. Desgraciadamente, no solo a Rusia.