Asegura en la ONU que actúa a petición de Yanukóvich, «para evitar una guerra civil», mientras Francia y Reino Unido comparan la invasión con las que hubo en 1956 y 1968
04 mar 2014 . Actualizado a las 07:00 h.El ministro de Exteriores ruso, Serguei Lavrov, anticipó ayer en una reunión de la ONU en Ginebra cuál será la respuesta de Moscú a las peticiones de la comunidad internacional para que abandone Crimea. El jefe de la diplomacia de Putin hizo de la defensa de los derechos de los rusos, amenazados según él por las nuevas autoridades de Kiev, el hilo conductor de un discurso en el que no hubo lugar para la autocrítica. Para Lavrov, no hay duda de que los que gobiernan Kiev son «radicales antidemocráticos» que han tomado el poder de forma ilegítima y por ello la Federación Rusa considera que tiene el deber de «defender» a los «hermanos rusos» residentes en Ucrania. Según dijo, Moscú permanecerá en Crimea «hasta que se respeten los derechos de los rusos».
El nuevo Gobierno ucraniano respondió que nunca entregará la península pero, según Efe, ha perdido el dominio de la situación sobre el terreno. Las tropas rusas que desde el fin de semana tienen rodeadas todas las unidades militares ucranianas han seguido ganando posiciones. La guardia fronteriza ucraniana en Crimea denunció que la presión de los militares rusos para que sus efectivos se pasen al Gobierno prorruso local se intensificó.
Las tropas rusas bloquean la sede de la Dirección regional de guardafronteras de los mares Negro y Azov, los destacamentos de Simferópol y Kerch y los puestos de la guardia marítima de Kerch y Sebastopol, según las autoridades ucranianas. También se han hecho con el control total del puerto de Kerch, conexión marítima entre Crimea y Rusia a través del estrecho de Kerch.
El Gobierno prorruso de Crimea, al que Kiev no reconoce, intensificó también la guerra de propaganda y, con el objeto de bajar la moral ucraniana, anunció que unos 6.000 militares se han pasado al bando prorruso. Uno de los lugares que se rindieron ayer tras ser hostigados es la 204 base aérea táctica de las Fuerzas Aéreas de Ucrania, equipada con 45 cazas y 4 aviones de instrucción, en Balbek, a las afueras de Sebastopol.
Los rusos también rodean los dos únicos puestos de la Guardia de Fronteras ucraniana que siguen en manos de efectivos leales al Gobierno de Kiev, entre ellos el aeropuerto de Simferópol, capital de la autonomía rebelde. Pero controlan el resto de los puestos limítrofes de Crimea y la sede del Servicio Estatal de Guardafronteras (SEG) de Ucrania en esta región.
Mientras, en las regiones del este y del sur de Ucrania, donde la mayoría de la población es rusohablante, se intensifican los asaltos a edificios oficiales por parte de manifestantes prorrusos. Grupos de activistas irrumpieron en la sede de la Delegación del Gobierno central de Ucrania en Donetsk y en el Parlamento regional de Odessa, en el este y el sur del país.
En la reunión del Consejo de Seguridad de la ONU, Estados Unidos, Francia y el Reino Unido criticaron duramente a Rusia por su intervención, de la que dijeron que se basa en argumentos imaginarios, mientras los dos últimos países llegaron a comprarla con las invasiones soviéticas de 1956 y 1968 en Europa del Este. Rusia aseguró que el depuesto presidente Yanukóvich le ha pedido que intervenga para estabilizar la situación en el país, que se encuentra «al borde de la guerra civil».