
Moscú da otro paso en la escalada militar con unas maniobras navales en el Mediterráneo
15 mar 2014 . Actualizado a las 12:29 h.«No tenemos una visión común». Las palabras del jefe de la diplomacia rusa, Serguéi Lavrov, tras su reunión en Londres con su homólogo de EE.UU., John Kerry, sentenciaban que el último intento de Occidente de persuadir a Moscú de retirar sus fuerzas de Crimea y frenar el referendo de adhesión había fracasado. Los crimeos celebraban ayer abiertamente en las calles la reunificación con Rusia, conscientes de que el referendo de mañana es un mero trámite para consumar su escisión de Ucrania. En un gesto simbólico, la bandera rusa luce ya en el Parlamento de Crimea.
En medio de la negociación, Vladimir Putin reforzó su pulso en la escalada militar con el inicio de unas maniobras navales en el Mediterráneo, en las que participa el portaviones Almirante Kuznetsov, de la Flota del Norte, así como aviones y helicópteros, como anunció el portavoz de la Marina, Vadim Serga. En el mar Negro, el buque estadounidense Truxtun participa en un despliegue de rutina teóricamente planificado antes de la crisis de Ucrania.
Lavrov y Kerry no llegaron a ningún acuerdo para desactivar la crisis durante las seis horas que permanecieron en la residencia del embajador estadounidense en Londres, en su cuarta reunión en ocho días. Luego esgrimieron sus argumentos en ruedas de prensa separadas.
Crimea «significa muchísimo más para Rusia que las Malvinas para el Reino Unido o las islas Comores para Francia», subrayó Lavrov. Una vez más, recurrió al caso de Kosovo, la provincia serbia que proclamó unilateralmente su independencia en el 2008 y que Moscú no reconoce.
Advierte de las sanciones
Por otro lado, Lavrov advirtió sobre eventuales sanciones estadounidenses y europeas contra Rusia. «Las sanciones son un instrumento contraproducente (...) y no facilitarán el desarrollo de los intereses comunes», señaló.
Asimismo descartó que Rusia tenga intención de invadir el este de Ucrania, pese a que acumula tropas al otro lado de la frontera: 4.000 paracaidistas, 36 aviones y 500 vehículos, además del despliegue en Bielorrusia de seis cazas Su-27 y de tres aviones de transporte, en respuesta a los aviones radar AWACS de la OTAN en Polonia y Rumanía. Y después de que desde Moscú se insistiera en el derecho a proteger a los «compatriotas» tras los choques del jueves en Donetsk, que se saldaron con la muerte de un ultranacionalista ucraniano a manos de prorrusos.
Poco después, Kerry compareció ante la prensa para indicar que su país no reconocerá el resultado del referendo «ilegal» de Crimea y mostrar su «profunda preocupación» por el despliegue militar en la frontera con Ucrania.
Putin reiteró por teléfono al secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, que el referendo no viola ningún principio de las ONU. El último presidente de la URSS, Mijaíl Gorbachov, rehusó defender la «reunificación» de Rusia y Crimea y llamó a detener la «peligrosa escalada» que lleva a una nueva guerra fría.