El Ejército ucraniano acelera la contraofensiva contra bastiones prorrusos
03 ago 2014 . Actualizado a las 07:00 h.La asediada ciudad de Lugansk lanzó ayer un grito de auxilio al denunciar que se encuentra «al borde de una catástrofe humana». Este bastión prorruso permanece cercado por las fuerzas ucranianas y carece de luz, agua y alimentos, según denuncia su alcalde Serguéi Kravchenko.
Esta capital regional, situada cerca de la frontera rusa y que contaba con más de medio millón de habitantes antes de la insurrección, lleva desde hace semanas asolada por combate entre las fuerzas ucranianas y los rebeldes prorrusos. «Lo que ocurre hoy en Lugansk (...) es una auténtica guerra que le ha costado la vida a más de cien habitantes pacíficos», dijo el alcalde en un comunicado recogido por las agencias. «Después de varios meses, debido al bloqueo y a los constantes enfrentamientos, la ciudad se encuentra al borde de una catástrofe humana», alerta.
Según la alcaldía, la electricidad, el agua y las líneas telefónicas están cortadas. Las reservas de carburante están agotadas incluso para los servicios de emergencia. Asimismo, la mayoría de las tiendas están cerradas y se ha interrumpido el suministro de alimentos y de agua potable. Solo funcionan las panaderías y las carnicerías.
Los trabajadores y los jubilados llevan un mes sin recibir sus salarios y los cajeros automáticos se han quedado sin dinero en esta ciudad de la cuenca industrial y minera de Donbass.
Misión de los forenses
Muy cerca en Grabove regresaron ayer por segundo día unos 70 policías y forenses holandeses y australianos para rastrear con perros los restos del avión de Malaysia Airlines, desperdigados en una zona de unos 20 kilómetros cuadrados. Al parecer, algunas granadas estallaron cerca de donde operaban, aunque eso no les impidió continuar con su trabajo. Los restos humanos encontrados el viernes y ayer iban a ser trasladados anoche a la vecina región de Járkov, donde serán examinados mañana por los forenses holandeses.
Las fuerzas gubernamentales de Kiev continuaron ayer su contraofensiva para estrechar el cerco en torno a la principal plaza fuerte rebelde, Donetsk, y controlar la zona donde cayó el avión. A medida que las fuerzas ucranianas se han acercado a Donetsk, decenas de miles de sus residentes han ido huyendo de la ciudad. «Empezaron a disparar contra nuestra casa. Es imposible vivir aquí», dijo un hombre a AFP en Chajtarsk, muy cerca del lugar donde se estrelló el Boeing malasio.