Acoso yihadista a los yazidíes: «Quedan uno o dos días para salvar a esa gente»
INTERNACIONAL
las imágenes que llegan desde Irak son aterradoras. Decenas de miles de personas llevan días a la espera de ayuda en una montaña de Sinyar, soportando temperaturas de más de 40 grados. Muchos han muerto ya de sed, especialmente niños y ancianos. Los refugiados pertenecen a la minoría musulmana kurda de los yazidíes. Para los islamistas que han cercado la montaña, son «adoradores del demonio» que deben morir.
«Nos quedan uno o dos días para ayudar a esta gente. Después, empezarán a morir en masa», declaró ayer a la agencia AFP Vian Dajil, un diputado miembro de la comunidad de los yazidíes.
La última tragedia iraquí comenzó hace una semana, cuando el Estado Islámico (EI) se hizo con el control de una amplia zona al norte y al oeste de Mosul. Entre otras, conquistaron Sinyar (Shingal en kurdo), la ciudad en la que viven unos 500.000 de los 800.000 yazidíes que se calcula que hay en todo el mundo. Hasta entonces, y comparada con el resto del país, esta región de Irak era relativamente segura.
Caza a los herejes
Los ataques de los yihadistas contra los yazidíes están siendo brutales, una auténtica cacería. «Decapitan a los hombres y a las mujeres las violan, las obligan a contraer matrimonio o las vendes como esclavas sexuales y las matan despiadadamente», afirma Telim Tolan, del consejo central de yazidíes en Alemania. Y esto sucede estos días. «El EI tiene el objetivo de eliminar a todas las minorías religiosas de la región», explica Tolan, que está en contacto directo con los yazidíes de Irak. El asesinato en masa es solo el comienzo, sostiene. «Estamos en la parte más baja de la pirámide». Mientras que los cristianos aún tienen la posibilidad de irse, entre los yazidíes las opciones son conversión o muerte.
El Corán reconoce a los cristianos como una comunidad religiosa que merece protección, pero los yazidíes carecen de ese estatus. Por su creencia en el Ángel Caído (Mekek Taus), los islamistas los consideran unos herejes.
El lugar más sagrado para los yazidíes es el valle de Lalish, una región que también está siendo amenazada por el avance de los extremistas. Algo más al sur, en Shichan, se encuentra uno de los grandes asentamientos yazidíes, donde residen unos 150.000 fieles. Y aunque los combatientes radicales aún no han conquistado la zona, ni siquiera tras el inicio de los ataques aéreos estadounidenses contra posiciones yihadistas está exenta de peligro.
«Los bombardeos están surtiendo efecto, pero no hemos logrado dar un giro a la situación», señala Tolan. Con todo, los peshmergas han logrado rescatar a unos 10.000 yazidíes de las montañas, mientras aviones de EE. UU. lanzan ayuda humanitaria. Pero según el portavoz del consejo central de yazidíes, aún quedan unas 200.000 personas atrapadas en los alrededores.