Merkel le declara la guerra al partido euroescéptico

Úrsula Moreno BERLÍN / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

AfD cuenta con obtener hoy escaños en los parlamentos de otros dos «Länder»

14 sep 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

No es de extrañar que la canciller Angela Merkel le haya declarado la guerra a los eurocríticos de Alternativa para Alemania (AfD). Después de cosechar un espectacular 9,7 % de los escaños en las elecciones regionales de Sajonia hace dos semanas, todo apunta a que hoy se estrenarán también en Turingia y Brandemburgo, los dos estados germano-orientales que eligen sus parlamentos y en los que los sondeos les conceden un 8 y un 9,5 % de los sufragios respectivamente.

La líder de los democristianos calificaba a este partido de reciente cuño, claramente ultraconservador y neoliberal, «un problema de todos los partidos». Según los analistas electorales, AfD habría «robado» un 23% de los votos a la CDU, que no obstante sigue siendo la fuerza más votada en Sajonia, y cuyo primer ministro Stanislaw Tillich está negociando en busca de socio de coalición. Pero los que reclaman la vuelta al marco y una Europa de dos velocidades en la que países como España o Grecia tendrían que ser expulsados de la zona euro, han seducido a electores de todos los partidos.

Merkel exigió pues a la Unión abordar aquellos temas y miedos que parecen movilizar al electorado de AfD, al tiempo que prohibía cualquier alianza de su partido con los eurocríticos, ya fuera a nivel regional como federal.

No sorprende pues que el ministro alemán de Interior haya recuperado el tema de la «inmigración de la pobreza» y en una entrevista hecha pública esta semana recordara que «Alemania no puede resolver los problemas de todo el mundo». Cuando Thomas de Maizière habla de los límites de carga que ha alcanzado Alemania, le está leyendo el pensamiento a muchos votantes de Alternativa para Alemania y por supuesto de los neonazis. No hay que olvidar que en Turingia se gestó la célula NSU, cuya superviviente Beate Zschäpe está siendo juzgada en Múnich por más de una docena de asesinatos a extranjeros durante la pasada década.

¿Gobierno comunista?

No obstante, lo que tiene en vilo a los alemanes en estos comicios, es la posibilidad de que de Turingia salga el primer gobierno liderado por un comunista, Bodo Ramelow. Aunque las encuestas le dan un 34 % a la CDU de Merkel, y teóricamente podría reeditarse la gran coalición entre CDU y SPD de los últimos cinco años, esta presenta síntomas de agotamiento. Los poscomunistas de La Izquierda obtendrían un 28 % de los sufragios, situándose en un cómodo segundo puesto, y de aliarse con socialdemócratas y verdes, podrían liderar el primer gobierno comunista, 25 años después del colapso de la Unión Soviética.