Derecha y ultraderecha tumban el Gobierno progresista de Suecia

Redacción / La Voz

INTERNACIONAL

Stefan Löfven adelanta los comicios al perder la votación del presupuesto

04 dic 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

Llegó con fuerza, dispuesto a reintegrar a Suecia a su patrón tradicional de gobierno progresista tras el paréntesis conservador, pero no ha tenido tiempo de saber donde se encuentran los enchufes del despacho. El primer ministro sueco, Stefan Löfven, anunció la convocatoria de elecciones anticipadas el 22 de marzo, minutos después de que el Parlamento echara abajo sus presupuestos para el próximo año y solo dos meses después de llegar al poder gracias a una coalición con los ecologistas.

El adelanto es una medida inusual en Suecia, donde la última vez que se anticiparon unos comicios fue en 1958, hace más de medio siglo. La culpa recae inicialmente en el partido de ultraderecha, Demócratas de Suecia (SD), que echó por tierra la práctica habitual en el país escandinavo de abstenerse en una votación presupuestaria cuando hay un Gobierno en minoría. Pero este gesto no hubiese tenido consecuencias prácticas de no mediar el deseo de la Alianza de centroderecha de aprovechar la situación para dañar la estrella ascendente de Löfven.

Los conservadores rechazaron la propuesta que el primer ministro les hizo para negociar unos presupuestos conjuntos. El resultado fue que, en la votación parlamentaria, centroderecha y ultraderecha hicieron pinza. La unión de sus fuerzas les dio 182 votos frente a los 153 que reunieron los socialdemócratas y sus aliados.

Según informa Efe, tras la votación en contra, Löfven tenía dos opciones: presentar su dimisión, con lo que se iniciaría una nueva ronda de consultas del presidente del Parlamento con todos los líderes de los partidos, o convocar elecciones anticipadas. Optó por esta última vía pero la legislación sueca establece que no se pueden convocar elecciones hasta después de tres meses en el poder y a partir de ahí en un plazo no superior a otros tres. Este el motivo de la fecha elegida, que crea una situación inédita de interinidad de cuatro meses.

Löfven se mostró muy crítico con los conservadores, a los que acusó de haber permitido que los populistas a su derecha se conviertan en el fiel de la balanza a pesar del compromiso de todos los partidos de no otorgarles una influencia decisiva. Pero aceptado esto, la situación estaba cogida con pinzas.

La crisis del Gobierno es una consecuencia de su precaria situación parlamentaria tras el apretado triunfo en las elecciones del pasado septiembre. Los socialdemócratas y el Partido del Medioambiente suman 138 de los 349 escaños del Parlamento frente a 21 del Partido de la Izquierda, su socio externo, 141 de la Alianza y 49 de Demócratas de Suecia. Löfven ya había resultado elegido primer ministro gracias a la abstención de los diputados de la Alianza, puesto que en Suecia basta con no tener una mayoría en contra.

La ultraderecha había comunicado que votaría a favor de los presupuestos del centroderecha en respuesta a su exclusión de las negociaciones parlamentarias. Su líder en funciones, Mattias Karlsson, hizo ayer una llamada al diálogo, aunque avisó de que su partido echará abajo todos los presupuestos futuros que no incluyan un cambio en la política de inmigración sueca, una de las más abiertas de Europa.