David Alba: «¿Embargo? Estados Unidos comercia con Cuba desde el 2000»

Alfonso Andrade Lago
alfonso andrade REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

Alba Ramírez salió de Cuba en enero de 1961.
Alba Ramírez salió de Cuba en enero de 1961. marcos míguez< / span>

Sostiene que Venezuela puede ser la gran perjudicada por el acuerdo

20 dic 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

En enero de 1961, unos meses antes de la invasión de Bahía de Cochinos, David Alba Ramírez intuyó con apenas 15 años lo que se venía encima y dejó atrás su Habana natal con el pretexto de que una abuela gallega estaba mal de salud: «Me fui en un avión de Iberia y tuve que coger billete de ida y vuelta. Jamás regresé». Ingeniero formado en EE. UU., trabajó allí media vida, por lo que conoce a fondo el exilio cubano de Miami. En 1991 regresó a A Coruña, donde abandera la Plataforma por la Libertad de Cuba. Alba sostiene que hace muchos años que el embargo ya no es tal.

-¿Qué conclusiones extrae del teórico fin del embargo?

-Que no se ha levantado. Solo se restablecen las relaciones diplomáticas y se abre un diálogo entre Gobiernos. El señor Obama carece de autoridad ejecutiva para retirarlo, pues corresponde al Congreso de EE. UU. Actualmente, la Cámara de Representantes y el Senado están en manos del Partido Republicano y por eso creo que la diplomacia es solo un gesto para la galería. Lo que quiere es justificar su fracaso interno con un acto de política exterior con repercusión internacional y pasar a los libros de historia. Pero con este gesto pone a su partido a los pies de los caballos para las próximas elecciones, algo que, al parecer, le tiene sin cuidado.

-¿Y ese escepticismo es el que explica que la noticia no cayese bien entre los exiliados de Miami?

-Bueno, Miami cambió mucho. El exilio de mi generación ha desaparecido; queda el remanente de los viejos para mantener viva la llama anticastrista. La segunda generación ya es estadounidense y Cuba les queda muy lejos.

-Los hermanos Castro y sus seguidores sí que han celebrado la noticia en la isla.

-Cualquier gesto de apertura hacia el país es considerado por los Castro como un triunfo de la revolución, así como una derrota americana y del odiado exilio cubano en su lucha por restablecer la democracia en nuestro país. Siento decir que este gesto no cambiará de forma sustancial la política interna del régimen.

-¿Tampoco el fin del embargo?

-El embargo, que no bloqueo, ha sido siempre una baza del Gobierno de Cuba para justificar su fracaso en procurar prosperidad y bienestar al pueblo. Pero el resto del mundo ha podido comerciar con Cuba sin restricciones y está constatado que también EE. UU. lo ha hecho desde el año 2000, siendo uno de sus principales suministradores de alimentos y productos agrícolas. Cuba también recibe ayuda humanitaria de organizaciones americanas.

-¿Qué repercusiones tendrá la situación para los Castro?

-El Gobierno le ha visto las orejas al lobo por segunda vez. Primero fue la caída de la Unión Soviética en 1991, que significó grandes penurias para el país. En parte se solventaron con la ayuda del régimen chavista, que a día de hoy se encuentra a punto del colapso. Sin la ayuda de Venezuela, Cuba estaría al borde del abismo. Ahora es el gran enemigo de la revolución el que se presta raudo a tender la mano. Pero 18 meses de diálogo dan para mucho. ¿A qué acuerdos han llegado? Venezuela puede ser la principal perdedora. Al tiempo me remito.

-¿No asistiremos entonces a un nuevo amanecer cubano?

-La gran desgracia que sacude a Cuba es la dictadura comunista que padece desde hace 56 años. Allí no se respetan los derechos humanos y la juventud intenta escapar por los medios que sean. Algunos lo consiguen, otros mueren y los que son capturados lo intentan de nuevo si tienen la oportunidad. Este es el paraíso comunista. Menuda farsa. No se producirá ningún cambio en Cuba mientras continúe el binomio Fidel-Raúl.