El asalto policial concluye con la muerte de tres terroristas y cuatro rehenes

Nicolas Pan-Montojo BURDEOS / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

Los radicales confesaron actuar en nombre de Al Qaida y el Estado Islámico. En una conversación que fue grabada por una radio francesa, Coulibaly dijo a los secuestrados que actuaba motivado por la acción militar francesa en Mali

10 ene 2015 . Actualizado a las 13:27 h.
Francia cerró ayer tres días de terror y psicosis islamista con el doble asalto de las fuerzas de seguridad sobre los yihadistas y un nuevo baño de sangre: cuatro rehenes y tres terroristas muertos. Los hermanos Saïd y Chérif Kouachi, autores de la masacre del miércoles en Charlie Hebdo, y Amedy Coulibaly, asesino de un policía municipal en Montrouge el jueves, habrían actuado en coordinación; los dos primeros en nombre de Al Qaida, y el tercero, por mandato del Estado Islámico. Amedy Coulibaly aseguró a los secuestrados que actuaba para vengar al grupo yihadista Estado Islámico (EI).La conversación entre Coulibaly y los rehenes fue obtenida por la radio francesa RTL, que llamó al supermercado «Hyper Cacher» y pudo escuchar ese intercambio al quedarse el teléfono mal colgado, según informa Efe.El yihadista dijo estar motivado por la acción militar francesa en Mali, los bombardeos occidentales en Siria y la apatía de la población occidental al respecto, que en su opinión respalda las acciones de sus respectivos gobiernos.«En primer lugar, sois vosotros quienes elegís a vuestros gobiernos y vuestros gobiernos no os han escondido nunca que iban a hacer la guerra en Mali o en otras partes. Sois vosotros quienes les financiáis. Pagáis impuestos y estáis de acuerdo», dijo a los retenidos según RTL.El agresor, cuya conversación fue retransmitida esta mañana por la emisora, sostuvo que es necesario que se deje de atacar al Estado Islámico y de «meter en prisión a nuestros hermanos por ningún motivo», informa Efe.«Manifestaos y decid: 'Dejad a los musulmanes tranquilos'. ¿Por qué no lo hacéis?», preguntó a la quincena de personas retenidas en el supermercado, a los que aseguró que, de acuerdo con «la ley del Talión», si «sus niños, mujeres y combatientes son atacados, ellos atacan a quienes les combaten».«Las amenazas no han terminado»En un discurso a la nación tras el desenlace, François Hollande señaló que Francia supo «hacer frente» al terror, pero advirtió que «las amenazas no han terminado». La televisión francesa BFMTV pudo hablar con los tres terroristas antes de ser abatidos. «Sincronizamos las operaciones -dijo Coulibaly-, ellos se ocupaban de los periodistas y yo de la policía». Aseguró que obedecía «al califa del EI». Chérif Kouachi dijo por su parte que su misión era actuar por cuenta de Al Qaida en la Península Arábiga (AQPA), la filial yemení. Según la prensa, los tres procederían de la célula yihadista de Buttes-Chaumont desmantelada en el 2005. El país galo se despertó con la noticia de que los hermanos Kouachi se habían atrincherado en una imprenta en el poligono industrial de Dammartin-en-Goële, donde se encontraba Lilian, un empleado de 27 años, considerado en un principio rehén pero que, según se supo luego, permaneció escondido y pasó desapercibido para los terroristas mientras contactaba con la policía. Despliegue sin precedentes Un dispositivo policial sin precedentes se desplegó en esa localidad, situada 40 kilómetros al norte de París. El escenario recordaba a una zona de guerra: cientos de agentes de la gendarmería y la policía, apoyados por helicópteros en vuelo permanente y acompañados por incontables periodistas que se agolpaban detrás de la zona acordonada. La jornada tuvo un giro dramático alrededor de la una de la tarde, cuando Amedy Coulibaly asaltó un supermercado judío de comida kosher en el límite este de París, a la altura de la Porte de Vincennes. La vía de circulación parisina fue cortada ante la gravedad de una situación inédita en Francia: dos secuestros simultáneos, en evidente conexión con la persecución de los autores del atentado contra Charlie Hebdo. París quedó completamente paralizada durante gran parte del día, a la espera de un desenlace que parecía no llegar nunca. La amenaza de Coulibaly de que provocaría un baño de sangre en el supermercado si no se dejaba escapar del cerco a los hermanos Kouachi elevó la tensión y precipitó, sobre las cinco de la tarde, un asalto simultáneo, decidido personalmente por Hollande. En Dammartin, Said y Chérif cayeron bajo el fuego de los agentes tras salir de la imprenta disparando sus fusiles Kalashnikov. Pero lo peor se vivió en la tienda judía: cuatro rehenes muertos y cuatro heridos graves. Al parecer tres de ellos fueron ejecutados en el inicio del secuestro. Nada se sabe de la cómplice de Coulibaly y compañera sentimental, Hayat Boumeddiene, de 26 años.