La Policía italiana detiene a 15 personas por tirar por la borda de la patera a doce cristianos

María Signo ROMA / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

Varios inmigrantes desembarcando en Palermo ayer.
Varios inmigrantes desembarcando en Palermo ayer. STRINGER / ITALY | Reuters

Desaparecen 41 inmigrantes en otro naufragio cerca de las costas italianas, después de que hace dos días se informase de la muerte de más de 400

16 abr 2015 . Actualizado a las 23:42 h.

A la tragedia de la inmigración en el Mediterráneo se añaden nuevos matices del horror. A los 41 desaparecidos en un nuevo naufragio se une el caso de quince musulmanes acusados de arrojar al mar a doce cristianos tras una pelea por diferencias religiosas. A su llegada ayer a Palermo (Sicilia), la policía detuvo a los quince inmigrantes de confesión musulmana bajo la acusación de «homicidio múltiple agravado por odio religioso» tras haber escuchado los testimonios entre lágrimas de los supervivientes.

Los hechos ocurrieron en la noche del martes a bordo de una lancha neumática que provenía de Libia y en la que viajaban 104 personas. Entre sus pasajeros se desencadenó una riña con musulmanes amenazando a los cristianos con tirarlos al mar. «De las amenazas pasaron a los hechos y arrojaron a doce personas por la borda, todas de Nigeria y Ghana», según la policía.

Los quince detenidos, originarios de Costa de Marfil, Senegal, Mali y Guinea Bisáu, ingresaron en la cárcel de Palermo. El fiscal adjunto de Palermo, Maurizio Scalla, tuvo que solicitar la firma del ministro de Justicia, Andrea Orlando, en la petición de arresto, ya que el delito ocurrió en aguas internacionales.

Al puerto de Trápani llegaron ayer cuatro inmigrantes rescatados en alta mar por el buque Foscari de la Marina Militar. Los supervivientes, todos varones, han contado que la lancha neumática en la que viajaban con otras 41 personas empezó a deshincharse al poco de abandonar Trípoli. Fueron avistados desde un avión que lanzó la alarma pero cuando llegó la Foscari, la lancha ya se había hundido y solo pudo rescatar a cuatro. Las oenegés cuentan que muchos inmigrantes llegan enfermos, traumatizados y agotados tras una dura travesía sin comida ni agua, que emprenden tras permanecer hacinados y en malas condiciones en Libia.

Protesta de los armadores

El armador del Asso 21, un remolcador que hace unos días fue amenazado con disparos al aire por una lancha de la Marina libia mientras ayudaba a una patera, se ha quejado «con pesar» de la situación que se vive en el Mediterráneo: «No tenemos la capacidad ni la competencia para poder ayudar en esta tragedia». El Asso 21 es un buque civil de asistencia a las plataformas petrolíferas que está obligada por ley a intervenir cuando recibe la llamada de la Guardia Costera. «Cargamos los emigrantes y no sabemos que hacer con ellos. Lampedusa está sobrecargada y Malta no los quiere», denuncia el armador.

El Gobierno está empezando a distribuir a los refugiados en campos por todo el país a pesar de la negativa de algunas regiones cómo Véneto y Lombardía, gobernadas por la Liga Norte, a hacerse cargo de ellos. Es un peso «intolerable para Italia», declaró el ministro de Exteriores, Paolo Gentiloni, indignado por la actitud indiferente de Bruselas. «La vigilancia y los rescates en el mar pesan en un 90 % sobre nuestros hombros pero aún no hemos obtenido ninguna respuesta adecuada de la UE».

La reforma electoral divide al partido de Renzi

La aprobación de la nueva ley electoral italiana puede costarle caro a Matteo Renzi, que ve como en el seno de su partido crecen las divisiones ante su primera gran reforma. En la reunión de ayer los diputados del Partido Democrático (PD) tenían que decidir si aceptaban o no el texto aprobado en enero por el Senado y que tiene que ser votado de manera definitiva en mayo. Renzi, que había amenazado a sus diputados con presentar una moción de confianza si su texto no pasaba, consiguió 190 votos a su favor pero lo que puede parecer un éxito para el secretario del PD y jefe de Gobierno, puede volverse en contra ya que las divisiones internas han aumentado, sobre todo tras la dimisión del jefe del grupo parlamentario Roberto Speranza, muy crítico con la ley electoral.

La intención de Renzi de blindar en la Cámara de Diputados esta ley, conocida como Italicum, para que sea aprobada de manera definitiva lo antes posible, no gusta a una parte del partido que solicita algunos cambios cómo la elección de los cabezas de lista. Entre los descontentos con el modo de actuar del primer ministro está el exsecretario de PD, Pierluigi Bersani, que ayer acusó a Renzi de «abrir el camino al populismo» con esta imposición de blindar la ley y no dar la oportunidad de un nuevo debate. «Estoy estupefacto y muy preocupado. Nadie observa con profundidad que está haciendo y cuáles son los efectos de estas medidas» explicó enfadado Bersani .

Con la Italicum, una ley en gran parte acordada con Silvio Berlusconi en el pacto del Nazareno, nombre de la calle en la que está la sede del PD, Renzi quiere llevar a cabo la primera reforma importante de su Gobierno, sobre todo ahora que su popularidad está a la baja y cada vez son más los que lo acusan de no haber cumplido ninguna de sus promesas.