Los griegos hacen cola en los cajeros y retiran 400 millones en un solo día

Leticia Álvarez E. LA VOZ

INTERNACIONAL

ALEXANDROS VLACHOS / Efe

Tsipras pedirá el no en el referendo y la oposición exige adelanto electoral

28 jun 2015 . Actualizado a las 01:23 h.

Por primera vez desde que accedió al poder, Alexis Tsipras consiguió poner de acuerdo a todo su partido, Syriza, bajo la máxima de no ceder ante lo que consideran una «humillación» para el pueblo griego. El Ejecutivo heleno en bloque votará no en el referendo del 5 de julio, en la creencia de que es lo mejor para el país, pero la decisión no ha sido inocua. Según Reuters, los griegos retiraron unos 400 millones de euros de los bancos en un solo día pese a que era sábado, y se pudieron ver colas en los cajeros automáticos. Los situados dentro de la sede del Parlamento griego no fueron una excepción ya que también decenas de diputados se pusieron en fila para sacar dinero.

El último referendo que recuerdan los griegos fue para decidir la permanencia de la monarquía y el resultado fue negativo. Ese mismo año, en 1974, nació Tsipras. Han pasado 41 años desde entonces y ahora es él, el primer ministro más joven de Grecia, quien apela a los ciudadanos pese a que hace días negó esa posibilidad. En su discurso televisado justificó el giro inesperado con una retórica marcadamente nacionalista. Para el Ejecutivo griego las propuestas de los acreedores cruzan todas las líneas rojas de su programa de Tesalónica, una tesis sobre la que ha girado el ala izquierda de Syriza para reclamar la ruptura con los acreedores y la salida del euro.

La convocatoria del referendo abre numerosas incógnitas. La oposición, Pasok y Nueva Democracia, intentó parar los planes de Gobierno con una solicitud de inconstitucionalidad que fue rechazada por el Parlamento. Incluso el histórico fundador de la derecha, Kostas Karamanlis, rompió su silencio para cargar contra una decisión que considera «absurda». «Otra locura de Syriza que pone en peligro el camino europeo de Grecia», declaró. El ex primer ministro conservador, Andonis Samarás, acusó a Tsipras de llevar al país a un «callejón sin salida». Tanto él como el Pasok reclaman un adelanto electoral.

La mayoría de los griegos no tienen claro lo que se va a votar. La pregunta que está sobre la mesa menciona la aceptación o rechazo de las propuestas de los acreedores, pero hasta el momento tan solo han trascendido fragmentos o borradores de las medidas discutidas con los socios, como el aumento del IVA en la hostelería y en los alimentos, nunca la propuesta completa. También  existen dudas sobre la posición del Ejecutivo en caso de que la población diga sí a lo que propone la troika. Miembros de Syriza insisten en que el Gobierno se vería reforzado en la mesa de negociación en Bruselas para poder negociar medidas de ahorro menos estrictas. 

Ante el órdago de Tsipras, la primera reacción de los griegos fue acudir a los cajeros para sacar su dinero. En los principales barrios residenciales como Pangrati los ciudadanos esperaban su turno para retirar efectivo. La presidenta de la Unión Griega de la Banca, Luka Katseli, aseguró que los cajeros funcionan con plena normalidad pero debido a la retirada masiva de efectivo se registraron algunos incidentes.

El precedente fallido de Papandreu

El precedente inmediato del referendo que plantea ahora Tsipras fue el que propuso realizar su antecesor en el cargo, el socialista Papandreu, cuando se vio obligado a pedir el primer rescate de Grecia. En aquel momento la iniciativa fue rechazada de plano por la Unión. El entonces jefe del PASOK se vio obligado a dimitir y fue sustituido por un Gobierno a cuyo frente se situó el tecnócrata Lukas Papademos, sobre el que recayó la empresa de llevar a cabo los primeros ajustes. Contó con el apoyo parlamentario del PASOK y Nueva Democracia, partidos que acabaron gobernando en coalición, tras las elecciones repetidas del 2012.

Perplejidad, división y miedo tras el anuncio del primer ministro

La sociedad asiste entre dividida, perpleja y temerosa a la decisión anunciada por su primer ministro. «Lo ves? No queda dinero, quiero mi pensión, no se lo van a quedar los de la troika», declaró a este periódico Nikos, un pensionista que intentaba sacar dinero del cajero. «Claro que tenemos miedo. Tsipras nos está chantajeando. Es un cobarde», declaraba Ilias, un abogado de 42 años. En cambio, para Zoe, una prejubilada, los griegos han recuperado por fin su dignidad. «Me siento ahora más orgullosa que nunca de ser griega. Con el dracma vivíamos mejor. No necesitamos coches alemanes, ni queso holandés».

¿Se busca con el referendo un atajo para el retorno al dracma? Este fue el motivo de una agria discusión que mantuvieron ayer el primer ministro griego y la canciller alemana. Según la televisión Mega, la conversación entre ambos estuvo lejos de ser cordial. Merkel adujo que la consulta será para elegir sobre la salida del euro. «No, no lo es», le habría respondido Tsipras. «Aquí nació la democracia. Somos un país soberano y no nos van a decir qué preguntar. El referendo se celebrará sea cual sea la decisión del Eurogrupo», mantuvo.

Según Efe, aunque la mayoría de los griegos son partidarios de permanecer en la eurozona, en los últimos días el sentir que se palpa en Atenas es que en el fondo los socios europeos no quieren seguir teniendo a Grecia en su seno. Lo resumía Mijalis, un camarero de cafetería al ser preguntado sí sentía miedo ante la posibilidad de que Grecia volviera al dracma. «Lo que será, será para todos. ¿Por qué tener entonces miedo?»