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Berlín afronta el primer ataque contra una defensora de la política de asilo

Patricia Baelo BERLÍN / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

Acuchillada la candidata a la alcaldía de Colonia
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Atlas TV

Henriette Reker, responsable de la acogida de refugiados en Colonia, fue apuñalada por motivos xenófobos

18 oct 2015 . Actualizado a las 01:04 h.

El odio ha llegado demasiado lejos. No ya contra los refugiados, sino contra aquellos que defienden la actual política de asilo en el país. Ayer Henriette Reker, candidata independiente a la alcaldía de Colonia y responsable de la acogida de refugiados en esa ciudad, la cuarta de Alemania, fue apuñalada en el cuello mientras hacía campaña en un mercado. En la víspera de las elecciones municipales en Colonia, un hombre, armado con un cuchillo, se abalanzó sobre ella y sus acompañantes.

Tras ser detenido por la policía sin oponer resistencia, el agresor -un alemán de 44 anos, que llevaba tiempo en el paro- declaró: «Tenía que hacerlo. Os estoy protegiendo a todos». Reker está estable, aunque no fuera de peligro. «Todo apunta a un móvil xenófobo y ultraderechista», dijo el fiscal del distrito, Ulf Willuhn.

El cuchillo del ataque
El cuchillo del ataque HENNING KAISER

Políticos de todos los partidos reaccionaron consternados. Angela Merkel «expresó su estupor y condenó el acto». «Es un ataque a la democracia en nuestro país y, con ello, a todos nosotros», afirmó la jefa del Gobierno de Renania del Norte-Westfalia, la socialdemócrata Hannelore Kraft. Por su parte, el líder de los Verdes, Cem Özdemir, aseguró: «Uno se queda verdaderamente perplejo cuando se da cuenta del potencial de violencia que se esconde en algunos miembros de nuestra sociedad». Una frase que resume a la perfección hasta qué punto la mayor crisis migratoria desde la Segunda Guerra Mundial ha afectado a la sociedad alemana, que se debate entre la solidaridad y el odio hacia los refugiados.

El pasado lunes, durante la tradicional manifestación organizada en Dresde por el movimiento islamófobo Pegida, un desconocido exhibió una horca hecha de madera que llevaba el cartel de «reservado» a Angela Merkel y al vicecanciller Sigmar Gabriel. Las autoridades no tardaron en abrir diligencias. Lo que nadie podía imaginarse es que sería solo la antesala; que el temor a la extranjerización del país, como consecuencia del flujo incesante de refugiados, alcanzaría tan pronto a la esfera política.

Es evidente que la crisis migratoria ha dado alas a los movimientos de extrema derecha. De hecho Pegida, que mañana cumple un año, ha cogido más impulso que nunca. Desde que abriera la frontera a los refugiados, Merkel está en el punto de mira del movimiento de los Patriotas Europeos contra la Islamización de Occidente (en alemán, Pegida).

Visita a Erdogan

Las fuertes críticas que ha recibido la canciller desde entonces, incluso de parte de sus correligionarios, unida al desplome de su popularidad en los sondeos, la presionan más que nunca. La jefa del Ejecutivo alemán viaja hoy a Turquía con un solo objetivo: convencer al presidente turco, Recep Tayip Erdogan, de que contenga el flujo de refugiados en su territorio. A cambio, Merkel estaría dispuesta a ceder a las exigencias de Ankara, que pide más de 3.000 millones de euros, al tiempo que insiste en entrar a formar parte de la Unión Europea, algo que lleva intentando en vano desde 1987.