Europa convertirá los Balcanes en una fortaleza para los refugiados 

Cristina Porteiro
Cristina Porteiro BRUSELAS / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

ARIS MESSINIS | AFP

Los países de la región responsabilizan a Grecia de la entrada de migrantes

26 oct 2015 . Actualizado a las 07:53 h.

Reproches, críticas y mucha tensión. Es lo que se pudo percibir ayer en la cita que mantuvieron en Bruselas los líderes de los diez países que conforman la «ruta de los Balcanes». Grecia, Albania, Macedonia, Serbia, Croacia, Eslovenia, Hungría, Rumanía, Austria y Alemania trataron de estrechar la mano para buscar una solución a la llegada masiva de refugiados. El objetivo era triple. Atender de forma inmediata a los desplazados que se encuentran varados en distintos puntos de la ruta, gestionar el flujo interno de los migrantes y sellar a cal y canto las fronteras externas de la UE, para convertir el territorio comunitario en una fortaleza. «Les hicimos ver que es el momento de ser prácticos», resumió una fuente cercana a las negociaciones.

La reunión se convirtió en el fiel reflejo del caos interno. Los países de la región acusaron a Grecia de no imponer controles en su frontera y de desviar el flujo de refugiados hacia Macedonia. «El nivel de cooperación con Atenas ha sido muy bajo», se quejó su presidente, Gjorge Ivanov. El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, insistió en que Europa debe desplegar fuerzas para defender la frontera griega en vista de que sus autoridades «no pueden o no están dispuestas a hacerlo».

Bruselas instó a crear una nueva operación de Frontex en la frontera terrestre con Albania y Macedonia. Atenas se resistió a las críticas y apuntó a Ankara como responsable de la presión migratoria.

De Frontex llegó una propuesta para internar a los refugiados en centros cerrados para evitar que se desplacen. La medida es polémica, de ahí que se haya quedado pendiente de análisis durante los próximos días.

Otra de las medidas que se debatieron fue el despliegue inmediato de 400 guardias fronterizos en Eslovenia. El país, de dos millones de habitantes, recibió en diez días a más de 50.000 migrantes, 30.000 solo en un día: «Es el equivalente a 500.000 personas diarias en Alemania», indicó su primer ministro, Miro Cerar. Liubliana denuncia el envío «deliberado» de refugiados desde Croacia: «Si no adoptamos medidas en los próximos días, Europa se empezará a romper en pedazos», advirtió Cerar, antes de pedir a Zagreb que les consulte sobre el traslado de migrantes, algo «imposible», para el primer ministro croata, Zoran Milanovic.

Las propuestas de intercambio de información y la creación de oficinas de contacto entre las diez capitales tuvieron mejor acogida. También la llamada de Bruselas a los países para que soliciten refuerzos operativos y financieros. Para ello se mantendrán reuniones con organismos como el Banco Europeo de Inversiones. «Hay bastante dinero sobre la mesa», confirmó una fuente comunitaria. Los fondos se dedicarían a la atención básica de los refugiados, a la mejora de la capacidad de acogida temporal y el monitoreo de las fronteras, incluido el registro de inmigrantes. Alemania, destino final de la mayor parte de los demandantes de asilo, fue clara: «Hay que repartir las tareas, poner orden en los procesos de acogida y dispensar un trato digno a los desplazados», resumió Merkel.