Rusia y Egipto rechazan que el avión fuera derribado por los yihadistas

La Voz

INTERNACIONAL

No hubo supervivientes entre los 217 pasajeros rusos y los siete tripulantes

04 nov 2015 . Actualizado a las 19:09 h.

Las vacaciones de 217 turistas rusos, 17 de ellos niños (el más pequeño de 10 meses), en el balneario vacacional junto al mar Rojo de Sharm el Sheij, terminó ayer en tragedia. No hubo supervivientes entre las 242 personas -entre pasaje y tripulación- que iban a bordo del Airbus A321 de la aerolínea rusa MetroJet (Kogalymavia) que se estrelló al amanecer en una zona desértica del Sinaí, en el este de Egipto. Rusia considera muy improbable que el Estado Islámico esté detrás del siniestro, después de que la rama egipcia del califato reivindicara en Twitter el derribo del avión. «En estos momentos no hay ninguna información que confirme esas fantasías», señaló su ministro de Transporte, Maxim Sokolov. El primer ministro egipcio, Sherif Ismail, que se trasladó al lugar del siniestro, también descartó la tesis del atentado y destacó que las primeras pesquisas apuntan a un fallo técnico. 

Las dos cajas negras ya fueron recuperadas y enviadas a analizar. Por precaución, las aerolíneas Lufthansa y Air France decidieron evitar sobrevolar el Sinaí hasta que se esclarezca lo ocurrido. 

Varios expertos militares consultados por la agencia AFP consideran que los yihadistas egipcios, que tiene su bastión en el norte del Sinaí, no disponen de misiles capaces de alcanzar un avión a 9.450 metros de altitud. La única posibilidad es que el aparato fuera alcanzado por un misil tierra-aire (arma con la que si cuentan) después de perder altura tras un fallo técnico. Una coincidencia poco probable. Los tripulantes del avión llevaban varias semanas quejándose de problemas en los motores del aparato, según la agencia RIA Nóvosti. El Ministerio de Aviación Civil de Egipto explicó que la torre de control perdió el contacto 23 minutos después del despegue del aparato a las 5.51 hora local de Sharm el Sheij con destino a San Petersburgo. Según medios egipcios, el piloto informó de un fallo técnico a los controladores y solicitó permiso para aterrizar. El avión comenzó entonces a perder altura de manera brusca y poco después desapareció de los radares. Residentes de Al Hasana, al sur de  Al Arish, capital de la provincia del Norte de Sinaí, afirmaron haber visto en el cielo un avión de pasajeros con un motor en llamas. El Airbus se partió en dos al colisionar y los cuerpos de las víctimas estaban desperdigados en un perímetro de 5 kilómetros, algunos de ellos calcinados. De los 217 pasajeros, 214 eran rusos y tres ucranianos, según los datos egipcios. Entre ellos había 132 mujeres y 62 hombres, además de los 17 menores.

El Airbus A321 siniestrado en Egipto tenía 18 años y 56.000 horas de vuelo en casi 21.000 viajes. 

Putin decreta luto nacional y la creación de una comisión de investigación

Ante el peor accidente de la aviación rusa desde 1994, el presidente Vladimir Putin declaró hoy día de luto nacional y expresó sus «profundas condolencias» a las familias las víctimas. Además ordenó crear una comisión estatal para investigar el siniestro, encabezada por el primer ministro, Dimitri Medvédev, y enviar equipos de emergencia y al ministro Sokolov al lugar de la tragedia. EE.UU. ya ha ofrecido al Kremlin su ayuda. Hoy se desplazarán al lugar seis técnicos de Airbus, dos del BEA (organismo francés encargado de investigar incidentes aéreos), dos del BFU (su equivalente alemán).

El avión había sido fletado por el turoperador Brisco, que realiza viajes a Turquía y Egipto, los destinos turísticos preferidos de los rusos. Las baratas playas egipcias están sufriendo menos que otros destinos la caída del rublo. La compañía Kogalymavia, que opera como MetroJet desde el 2012, está clasificada en la 19 posición en Rusia por el número de pasajeros.

Los turistas presentes en el aeropuerto de Pulkovo de San Petersburgo apuntaban a la compañía. «Si es Kogalymavia, no queremos ir», declaró ante la televisión pública rusa Angelika, que estaba esperando para embarcar con dirección a Egipto.

Nunca «más volveré a ver a mis padres», explicó llorando Ella Smirnova a la AFP, en medio de otros familiares invadidos por las lágrimas, que eran atendidos por psicólogos y  sanitarios. «Mi mujer estaba en el avión, de vacaciones con nuestros hijos, que gracias a Dios volvieron dos días antes que ella», dice desesperado Nail, de 60 años.