Crece la alarma social en Alemania por la amplitud de las agresiones a mujeres

La Voz REDACCIÓN

INTERNACIONAL

MAJA HITIJ | EFE

Aparecen denuncias de ataques en varias ciudades germanas y hasta en la suiza Zúrich

08 ene 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

No deja de crecer el pasmo y la alarma social en Alemania a cuenta de la ola de ataques coordinados a mujeres que se produjeron durante las celebraciones de Año Nuevo en Colonia y, que según empieza a trascender, se produjeron también en otras ciudades del país como Hamburgo, Bielefeld, Stuttgart o Dusseldorf. Las agresiones, en no pocos casos de índole sexual y atribuidas por las víctimas a hombres de origen «árabe» o «norteafricano», tienen una derivada política, ya que han exacerbado las divisiones entre conservadores y socialdemócratas del Gobierno sobre cómo responder al problema.

Pero, al mismo tiempo, ponen de manifiesto la falta de respuesta de la policía que, transcurridos siete días de los incidentes, todavía no ha ofrecido una reconstrucción cabal de qué ocurrió. Se sabe que las denuncias van en aumento en varias ciudades de Alemania y que incluso han aparecido en Zúrich, Suiza, donde varias mujeres dijeron haber sido agredidas sexualmente y víctimas de robos en ataques coordinados muy similares a los registrados en el país vecino.

Frente a esto, la respuesta policial resulta pírrica: un par de detenciones y la identificación de 16 sospechosos a los que se reconoce en vídeos o fotografías pero cuyos nombres se ignoran. La situación está empañada, además, por lo que empieza a trascender de forma extraoficial. Varios medios publicaron un informe interno de la policía que contradice la versión de las autoridades, según la cual no fueron conscientes de la dimensión de lo sucedido hasta que se multiplicaron las denuncias. Sin embargo, el autor del documento, uno de los responsables del operativo en Colonia, califica la situación de «caótica y vergonzosa» y señala que los agentes temieron que se registraran heridos e incluso muertos.

«Mujeres, con o sin compañía, tuvieron que atravesar verdaderos pasillos formados por los agresores, una multitud de hombres muy alcoholizados, algo imposible de explicar», escribe. Víctimas y testigos aludieron una y otra vez a grupos de inmigrantes varones, que no se inmutaban ante la policía. Muchas mujeres y adolescentes informaron a la policía de agresiones sexuales esa misma noche, pero «los agentes no fueron capaces de controlar todos todos los hechos, agresiones, delitos, sencillamente porque ocurrieron demasiadas cosas al mismo tiempo», agrega.

Grietas en la coalición

La ola de ataques ha abierto nuevas grietas en la coalición de gobierno. «El que comete infracciones graves tiene que ser expulsado de Alemania, sea cual sea su estatuto», dijo el ministro del Interior, Thomas de Maizière, a pesar de que por ahora ningún demandante de asilo ha sido implicado en las denuncias. La declaración del ministro alemán no está destinada a la galería. Hasta el momento, para que un demandante de asilo pueda ser expulsado de Alemania, tiene que haber sido condenado a una pena de al menos tres años de prisión y que su vida o salud no estén amenazadas en su país de origen. La intención de de Maiziêre es cambiar estas reglas por otras más duras. Y no está solo. La canciller Angela Merkel puso ayer sobre el tapete si su país ha hecho «todo lo suficiente» para deportar a los extranjeros que cometan delitos en el país al tiempo que abogó por una simplificación de este proceso para agilizarlo.

La idea fue rechazada de inmediato por los socialdemócratas, cuyo vicepresidente, Ralf Stegner, declaró que multiplicar las propuestas para facilitar las deportaciones «no es una manera responsable de gobernar». Stegner considera más urgente poner en marcha acuerdos ya cerrados entre las partes como, por ejemplo, para reforzar los efectivos de la policía federal».

La CSU bávara apoya los planes de Cameron para la UE

Más placentera no pudo ser su visita al idílico lago de Tegernsee, al pie de los Alpes y en la nevada localidad bávara de Wildbad Kreuth. El primer ministro británico, David Cameron, fue recibido con interés, comprensión y solidaridad por los diputados de la Unión Socialcristiana (CSU) a la que acudió invitado por su líder y jefe del Gobierno de Baviera, Horst Seehofer, para explicar la reforma que plantea a la UE. La noche anterior tuvo ocasión de celebrar «un encuentro excelente» en un círculo muy reducido con la canciller Merkel.

Poco más trascendió de esa cita a puerta cerrada, salvo que fue una reunión importante aunque no decisiva. Cameron sabe que Merkel apoya un paquete de reformas de la UE que garantice la permanencia de Reino Unido en la UE, pero sin arañar pilares básicos como la libre circulación de la mano de obra o la antidiscriminación. Su visita tenía como objetivo preparar el terreno y asegurarse el apoyo de Berlín para la segunda ronda de negociaciones que se celebrará a mediados de febrero en Bruselas para concretar sus reformas. «Mi objetivo está claro. Quiero asegurar el futuro de Gran Bretaña en una Unión Europea reformada», dijo.

Con Seehofer se entendió a la perfección. «Créanme, no tengo una relación romántica con la UE y sus instituciones». Esta frase de Cameron fue suscrita inmediatamente por su anfitrión de Baviera. La CSU considera que también debería discutirse en Alemania la exigencia británica de que los inmigrantes de países de la UE no puedan recibir determinadas prestaciones sociales si no llevan trabajando al menos cuatro años. Cameron no tuvo pelos en la lengua al comentar que «no queremos una inmigración desproporcionada de la UE. No somos parte de la Eurozona y tampoco formamos parte del tratado de Schengen». Y sobre el recorte de prestaciones sociales destacó que «pretendemos impedir que alguien disfrute de ayudas del sistema social sin haber hecho anteriormente aportaciones». Eso es «pura CSU», dijo Seehofer, quien, como Cameron, quiere limitar la acogida de refugiados.

«Me siento muy alentado por la buena voluntad que he sentido en nuestro partido hermano de la CSU», dijo el británico, quien se mostró convencido de que conseguirá imponer sus exigencias en Bruselas. «Las negociaciones marchan bien. Son duras y afectan a temas complicados», aseveró Cameron, quien subrayó que los británicos buscan «lo mejor de los dos mundos»: formar parte de Europa en cuestiones como el comercio o la seguridad sin integrarse en la Eurozona o el espacio de Schengen. Los alemanes consideran que las posibilidades de acuerdo son buenas.