Un cambio que abre la puerta al cambio interior

María Cedrón REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

El fin del aislamiento es fundamental de cara a forjar una clase media capaz de reflotar la economía del país

19 ene 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

La sociedad iraní, con un índice de desempleo que supera el 40 %, quiere estar en el mundo. El fin del aislamiento es fundamental de cara a forjar una clase media capaz de reflotar la economía del país. La llegada al Gobierno en el 2013 del reformista Hasán Rohaní implicó un gran paso en ese sentido, sobre todo porque allanó el camino de cara a alcanzar un acuerdo con Estados Unidos sobre el programa nuclear y, en consecuencia, el levantamiento de las sanciones anunciado este fin de semana. El papel que juega ahora Irán en el mundo fue uno de los asuntos tratados el sábado, el mismo día en el que se realizó ese histórico anuncio, en el seminario Irán y el Mundo: Cuestiones y perspectivas, organizado por el Centro de Estudios Internacionales de Barcelona (CIDOB).

Más allá de que llegar a un acuerdo fuera uno de los grandes objetivos de la política exterior de Barack Obama, el presidente del National American Iranian Council, Trita Parsi, explicó en el foro barcelonés que llegó un momento hace unos tres años en el que «los avances logrados por el programa nuclear iraní iban más rápido que el poder devastador de las sanciones de Europa y Estados Unidos sobre la economía de ese Estado de Oriente Medio». En el pulso, dado ese escenario, llegaría un momento en el que habría que elegir entre ir a la guerra o no. Ni Estados Unidos ni Irán querían eso. Israel, Arabia Saudí o los responsables del Partido Republicano estadounidense (grandes críticos con el último paso dado por Obama) no dudan en cambio en estar de acuerdo en que la república islámica no debe desarrollar armas nucleares.

La cuestión es que, más allá de que Irán pueda exportar gas, petróleo, pistachos o azafrán, su vuelta a la primera línea política le reporta más poder en Oriente Medio. Pero todos esos cambios en política exterior abren la puerta también a una reforma interior y a un relajamiento del estricto régimen teocrático al que está sometido el país desde hace 35 años. Porque la sociedad quiere un cambio de rumbo, como explicó el profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad de Teherán, Mahmud Sariolghalam. La cuestión es que eso no se hará realidad de inmediato. Probablemente a medio plazo.

Relación con Arabia Saudí

No se atreven a calcular todavía lo que pasará ahora entre la república islámica chií y su eterno enemigo suní, Arabia Saudí. Algunos confían en que conflictos como el de Yemen podrían llegar a arreglarse, pero otros como el de Siria, donde Irán participa activamente del lado del régimen de Bachar al Asad, es más complicado.

Desde el punto de vista empresarial algunos creen que la apertura económica podría ser una gran oportunidad para compañías que construyan carreteras o incluso el tren de alta velocidad como ocurre en el reino suní. Habrá que aguardar para ver qué ocurre en los próximos meses.