El acuerdo de los refugiados entre la UE y Turquía entra en estado crítico

Cristina Porteiro
Cristina porteiro BRUSELAS / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

Osman Orsal / Reuters

Erdogan se niega a acatar órdenes y la Eurocámara bloquea liberalizar visados

11 may 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Los peores presagios se están cumpliendo. Desde que la Unión Europea selló con Turquía el acuerdo para contener a los migrantes en sus fronteras y expulsar desde las islas griegas a refugiados hacia territorio otomano, la desconfianza mutua entre Bruselas y Ankara ha abierto grietas en un plan que ha entrado en su fase más crítica desde que vio la luz el pasado marzo. 

La culpa la tiene el cóctel de despropósitos y desavenencias entre los dos socios. El autoritarismo del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, se ha mezclado con el deseo de la UE de mantener bajo control remoto, con el menor coste económico y político, la crisis migratoria. Las promesas de uno, los compromisos de otros, se han ido rebajando hasta poner contra las cuerdas el futuro del acuerdo. 

La principal demanda de Turquía es que se liberalicen sus visados en el mes de junio. Bruselas ha hecho todo lo posible porque así sea pero las expectativas han fallado. Ankara sigue sin cumplir las 72 condiciones necesarias para dar luz verde. El Parlamento Europeo bloquea la decisión ante la negativa de Erdogan a cambiar, entre otras cosas, su legislación antiterrorista que da carta blanca a las autoridades para arremeter contra periodistas y críticos del Gobierno. La Comisión Europea se agarra a un clavo ardiendo, la promesa del ex primer ministro turco de que Turquía cumplirá. Pero Davutoglu ya no está. Erdogan ha tomado las riendas y vuelve a sacar las garras contra sus socios europeos. «¿Desde cuándo se ha visto que Turquía recibe órdenes? Eso no va a suceder», aseguró ayer. Molesto y envalentonado ante una temblorosa y débil UE, el turco atacó a sus líderes por no desembolsar los 3.000 millones de euros prometidos como parte del plan. «No nos han dado nada. Vienen a ver los campamentos pero nos piden que les mandemos proyectos. ¿Nos están tomando el pelo? No se mandarán. Nosotros ya hemos levantado estos campamentos. Es como una burla a la generosidad de una nación», sentenció no sin antes acusar a Europa de acoger a «terroristas» del Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK), su bestia negra. La situación no podría ser más delicada. Las negociaciones previstas para este viernes entre los dos socios se han suspendido. La cooperación está llegando a un punto muerto.

¿Qué hacer si Turquía decide echar por la borda el acuerdo? «No tenemos un plan B, tenemos un plan A», aseguró ayer el portavoz comunitario, Alexander Winterstein. Pero lo cierto es que a Bruselas le preocupa que las negociaciones lleguen a un callejón sin salida. El diario alemán Bild aseguró ayer que algunos países y la propia Comisión estarían diseñando una alternativa que pasaría por convertir las islas griegas en la nueva Turquía, con centros cerrados de detención, cortando las comunicaciones por ferry con el territorio continental. ¿A cambio? Dinero.

Las espadas siguen en alto también en el interior de la UE. Ayer mismo el Parlamento húngaro se mostró a favor de someter a referendo el actual sistema europeo de cuotas para la reubicación de refugiados. Bruselas le recordó que la medida, aprobada por el Consejo, es «vinculante», pero el primer ministro, Viktor Orbán, sigue en sus trece. Asegura que su país, con 10 millones de habitantes, no puede acoger a los 2.352 refugiados que le toca porque pone en riesgo «la identidad cultural y religiosa de Europa».

La ONU, alarmada por agresiones a los derechos humanos en la frontera turca

El Alto Comisionado de la ONU para los derechos humanos denunció ayer una serie de violaciones aparentemente cometidas por las fuerzas de seguridad y militares turcas, que incluye disparos contra civiles desarmados en la zona de la frontera y la muerte de unas cien personas quemadas vivas. Zeid Ra?ad Al Husein expresó su profunda inquietud en relación con informaciones que les han llegado de «diversas fuentes fiables» sobre acciones realizadas por las fuerzas seguridad en el sureste del país, de predominancia kurda, en los últimos meses. «La impresión que emerge, aunque es aún parcial, es muy alarmante», dijo.