«La última vez que los vi, agitaban los brazos desde la ventana»

Agencias

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Atlas

Varios residentes ya habían alertado del riesgo de incendio en el bloque de Londres

15 jun 2017 . Actualizado a las 07:46 h.

Una asociación de vecinos ya había alertado de las malas condiciones de seguridad en el bloque de pisos Torre Grenfell del oeste de Londres, donde la pasada noche se desató un incendio que ha causado varios muertos.

En su blog, el Grupo de Acción de Grenfell, que vela por los edificios de protección oficial y los servicios públicos del barrio de Kensington y Chelsea, afirma hoy que «todas» sus «advertencias cayeron en oídos sordos».

«Los lectores regulares del blog sabrán que en los últimos años hemos colgado numerosas advertencias sobre los pobres estándares de seguridad contra incendios en la Torre Grenfell y, en general, en todo el barrio», señala en un mensaje la organización. «Predijimos que una catástrofe como ésta era inevitable y solo cuestión de tiempo», añade.

La organización incluye varios enlaces con textos en los que ya advertía de los riesgos de incendio tanto al Ayuntamiento, que es el propietario de este bloque con vivienda de protección oficial, como a los administradores de la finca, la Organización de gestión de residentes de Kensington y Chelsea.

Varios vecinos que han escapado con vida del fuego han denunciado que no sonaron las alarmas de incendio en el interior del edificio, donde se cree que continúan encerradas varias personas.

El Grupo de Acción de Grenfell, que se fundó en el 2010 para proteger el vecindario contra la especulación inmobiliaria, afirma en su blog que durante años ha denunciado «el maltrato recibido por nuestra comunidad» por parte del Ayuntamiento y los administradores de fincas.

Los testimonios de los supervivientes

DANIEL LEAL-OLIVAS

Uno de los vecinos que ya ha mostrado su indignación públicamente es Eddie, de 55 años. Hace un tiempo ya escribió en un blog si sería necesario «un incendio catastrófico para que esta gente sea considerada responsable», en alusión a quienes alquilan las viviendas. Una sobrecarga de la red eléctrica «casi nos hace arder hasta matarnos» en el 2013, relataba en su blog, en el que habla de un «asesinato en masa» en gestación.

Anoche, Eddie estaba en el piso 16 cuando la alarma de incendio de sus vecinos se activó. «Pensé que estaban cocinando» relata. Pero entonces escuchó a la gente gritar «¡fuego, fuego!', abrió la puerta y vio «cantidad de humo entrar» en su apartamento. «Mi vecino del quinto me llamó y me dijo: 'Rápido, sal de ahí'. Me envolví una toalla en la cabeza, bajé las escaleras y busqué la puerta de salida de socorro» cuenta. «No la encontré, pero un bombero me sacó hacia la salida. Cinco segundos más, y ya estaba muerto. No se veia nada».

Muchos de los supervivientes aún no logran contactar con otros familiares que estaban en su interior. Este es el caso de Hanan Wahabi, quien sigue sin tener noticias de su hermano, su cuñada y sus sobrinos.

Esta residente de 39 años, que vivía en el noveno piso, se despertó hacia la una de la madrugada por la humareda. «Vi cenizas entrar por la ventana del salón, que había quedado abierta. Miré hacia fuera y vi cómo las llamas se elevaban hasta la ventana. La cerré rápidamente y salí», relata. Huyó acompañada por su marido, su hijo de 16 años y su hija de ocho, añade.

Portando un pijama, ataviada con su velo y envuelta en una manta, Hanan logró poner a salvo a su familia y refugiarse en una sala puesta a disposición por las autoridades para albergar a los supervivientes.

Pero está terriblemente preocupada por su hermano, Abdelaziz El-Wahabi, la esposa de éste, Faouzia y sus hijos, que desde hace casi 16 años viven en el piso 21 de esta torre construida en 1974.

«Llamé a mi hermano en cuanto salí para saber si estaba bien. El fuego no había llegado aún hasta lo alto del inmueble. Me dijo que iban a bajar. Luego nos volvimos a llamar y me dijo que había demasiada humareda» explica Hanan.

«La última vez que lo vi, agitaba los brazos desde la ventana con su mujer y sus hijos. Luego volví a hablar con su mujer por teléfono mientras él hablaba por teléfono con los bomberos. Eso fue hacia las 02.00 horas de la madrugada. Desde entonces estoy sin noticias, el teléfono se ha cortado» añade, desolada.

Según Hanan Wahabi, la torre acababa de ser renovada hace un año, especialmente las ventanas y el sistema de calefacción.

«Me temo que el material utilizado haya empeorado las cosas», dice, antes de señalar con un dedo su garganta. «La humareda hace mucho daño, aún me duele».

Otro residente de la torre de viviendas sociales, Abdul Hamid, de 50 años, relata a Afp que debía viajar el miércoles a Arabia Saudí para efectuar su peregrinación a la Meca. «Estoy bien, pero ya no me queda nada, ni pasaporte, ni casa».

Algunos residentes que han escapado con vida han denunciado que en ningún momento saltaron las alarmas de incendio obligatorias.