Cuba va este domingo a las urnas en unas elecciones en las que no hay nada que elegir
INTERNACIONAL

Los cubanos están llamados a unos comicios legislativos a los que solo se presentan los 470 candidatos previamente seleccionados por el Gobierno para ocupar los 470 escaños de la Asamblea Nacional del Poder Popular
26 mar 2023 . Actualizado a las 05:00 h.Los cubanos están llamados este domingo a unas elecciones en las que poco o nada podrán elegir. Deberán votar por los 470 candidatos para ocupar los 470 escaños de diputados de la Asamblea Nacional del Poder Popular (Parlamento), previamente seleccionados bajo los criterios de confiabilidad y fidelidad política, básicamente.
Entre los candidatos no pueden faltar los históricos, a pesar de su edad avanzada. Empezando por el expresidente Raúl Castro, de 91 años; José Ramón Machado Ventura, de 92; y Ramiro Valdés, de 90. Y el más longevo de todos, Guillermo García Frías, de 95, que hace un tiempo se volvió viral tras una disparatada declaración en la que sugería resolver el grave problema alimentario cubano con avestruces.
Están también la mayor parte de los altos cargos del Gobierno y no pocos militares, incluyendo a los pesos pesados de la corporación Gaesa, que controla la mayor parte de la economía del país.
Destacan otros nombres conocidos, como el de la sexóloga Mariela Castro, hija de Raúl; Gerardo Hernández, uno de los cinco cubanos que estuvieron presos en Estados Unidos acusados de espionaje; y Elián González, el niño balsero que protagonizó un incidente por su custodia en 1999.
Aunque hay algún científico y representantes de otros sectores sociales, se echa de menos la presencia de artistas e intelectuales de alto nivel. Solo han quedado en la lista los más fieles al régimen, como el escritor Miguel Barnet o el cantautor Raúl Torres, quien se ha destacado últimamente por componer canciones para cualquier ocasión patriótica que lo requiera. El listado se completa básicamente con jefes, propagandistas y burócratas de todos los niveles.
Estampida migratoria
Ante la estampida migratoria de los últimos años y la posibilidad de que estas cifras incidan en los resultados, las autoridades han optado por eliminar del padrón electoral a todo el que no se encuentre físicamente en su lugar de residencia. Una especie de censo es llevado a cabo casa por casa, en el que se recuerda de paso a los ciudadanos que tienen que ir a votar.
Aunque habrá quien vote por convicción, muchos asistirán por conveniencia, por costumbre o por «no marcarse». Y cada vez son más los que deciden abiertamente no formar parte del espectáculo.
Críticas en las redes
Las redes sociales se han convertido en tribuna para expresar las razones para no votar. La profesora universitaria Alina Bárbara López, una de las voces críticas más respetadas del país, lo explicaba así: «No hallo razón alguna para elegir a la misma clase política que ha sido incapaz de conducir mi país por una vía de prosperidad, que no admite la participación de la ciudadanía en la toma de decisiones, que agudiza la pobreza y se olvida de la justicia social, que nos ignora deliberadamente, que no se atreve a habilitar los derechos que la propia Constitución establece».
¿Votar para qué?, es la pregunta que se hacen muchos, como el escritor y crítico de arte Jorge Gómez de Mello, quien esgrime sus motivos. «Porque no estoy de acuerdo con la forma miserable en que está transcurriendo mi vida, la de mi familia y las de mis semejantes», afirmó.
Los cubanos de a pie amanecerán el domingo más preocupados por llevar algo a su mesa en medio de la brutal crisis, la galopante inflación y el desabastecimiento generalizado que vive el país, que por las elecciones.
«Total, igual los van a elegir y no me van a resolver ningún problema. Prefiero salir a montear unas viandas a ver si podemos comer algo un poco decente», resumió el electricista Alberto González.
En las pasadas elecciones municipales, en noviembre del 2022, votaron algo más de 5,7 millones de cubanos, el 68,58 %, el porcentaje más bajo desde 1976. Nada hace esperar una mejor cifra este domingo.