Asesinato en directo de un locutor de radio en Filipinas, donde el periodismo es de alto riesgo

J. Gómez Peña MADRID / COLPISA

INTERNACIONAL

Coche policial en Filipinas, imagen de archivo.
Coche policial en Filipinas, imagen de archivo. ROLEX DELA PENA | EFE

Juan Jumalón recibió un disparo en plena retransmisión y ante la mirada de sus miles de seguidores en Facebook

06 nov 2023 . Actualizado a las 17:04 h.

Dice María Ressa, periodista y premio Nobel de la Paz en el 2021, que lo que ocurre en Filipinas se replica luego en el resto del mundo. Pone como ejemplos el terrorismo islamista y la desinformación a través de las redes sociales que han aupado al poder a líderes autoritarios como los que se han sucedido en el archipiélago.

Filipinas es uno de los países más peligrosos para ejercer el periodismo. Desde 1986, han sido asesinados 199 empleados de prensa, radio y televisión. La última víctima es reciente, de la madrugada del pasado domingo. El locutor Juan Jumalón, de la cadena Calambá Gold FM, estaba frente al micrófono cuando dos individuos irrumpieron en la estación radiofónica donde trabajaba y vivía. Uno de ellos apuntó con una pistola al vigilante. El otro se plantó frente a Jumalón y le disparó en el rostro. Huyeron con la ayuda de un tercer implicado que les esperaba fuera en un vehículo. Jumalón, atendido en un primer momento por su esposa, ingresó cadáver en el hospital. Tenía 57 años y era conocido como DJ Johnny Walker.

Los casi 2.500 ciudadanos que seguían el programa en Facebook asistieron en directo al asesinato. Vieron cómo Jumalón hacía una pausa y giraba la cabeza antes de recibir el balazo. El agresor le arrancó la medalla que llevaba al cuello. La policía investiga si el ataque está relacionado con el trabajo del periodista o con asuntos personales. Por el modo de actuación, todo apunta hacia la acción de sicarios. «Era un locutor intrépido, un cruzado de la verdad», destacó el gobernador de Misamis Occidental, Henry S. Oaminal. En Filipinas, un país con un índice de lectura muy bajo, los locutores de radio son una referencia. Eso los ha colocado en la diana.

En poco más de un año, desde la llegada al poder del hijo del fallecido dictador Ferdinand Marcos, han sido asesinados cuatro periodistas. El actual presidente, Ferdinand Bongbong Marcos Jr., trata, según la premio Nobel María Ressa, de «resignificar» y «reescribir» la dictadura que impuso su padre. Pretende, argumenta la periodista, que la ciudadanía recuerde aquel período (1965 a 1986) como un tiempo de paz y prosperidad, sin relación con el autoritarismo y la represión.

La libertad existe cuando se da voz al que piensa diferente. Ese lema, sin embargo, ha quedado matizado por las redes sociales. Ressa defiende que por internet se difunden alternativas a la realidad. Y que sin hechos hay manipulación. Filipinas ha sido el campo de ensayo perfecto. Manila es la capital del mundo con más teléfonos móviles per cápita del mundo. Los mensajes digitales rebotan en las cuatro esquinas. Y como recuerda la periodista, las redes se llenan de mensajes de odio contra el que se enfrenta al poder.

Símbolo

Ressa se ha convertido en un símbolo al frente de Rappler, el portal informativo con el que trata de defender la libertad de expresión en uno de los países con más riesgo para su profesión: ocupa el puesto 132 de 180 en el índice de Libertad de Prensa de Reporteros Sin Fronteras (RSF). En el 2009, por ejemplo, 32 reporteros fueron asesinados en la provincia de Maguindanao.

El presidente Marcos condenó el asesinato de Jumalón y ordenó a la Policía Nacional de Filipinas la investigación del suceso hasta colocar a los implicados ante la justicia. «Los ataques a periodistas no serán tolerados en nuestra democracia. Y aquellos que amenacen la libertad de prensa se enfrentarán a las consecuencias de sus acciones», difundió en un comunicado. Un informe de Reporteros Sin Fronteras recuerda que en este país la Constitución de 1987 garantiza la libertad de prensa, «pero, en la práctica, la ley filipina no protege el libre ejercicio del periodismo». La muerte de Jumalón acerca a Filipinas a la cifra de 200 periodistas muertos desde el final de la dictadura, en 1986, del padre del actual presidente.