
Astronomía y ornitología se dan la mano bajo la cúpula del planetario
16 mar 2016 . Actualizado a las 05:00 h.Los experimentos realizados bajo la cúpula de un planetario demostraron que algunas aves que practican el vuelo nocturno son capaces de guiarse por las estrellas. Ahora un nuevo documental para planetarios aborda la relación entre las migraciones de las aves y la astronomía. Producido por los Museos Científicos Coruñeses, En las alas de la noche es el resultado de la colaboración de una docena de planetarios de España, Portugal, Alemania y Noruega con el apoyo de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología.
VIAJERAS NOCTURNAS
Con la llegada del otoño las currucas que crían en el norte de Europa emprenden un viaje que las llevará hasta el continente africano. Comparado con el éxodo de viajeros tan insignes como los charranes árticos, que por las mismas fechas vuelan desde Islandia hasta la Antártida, el de las currucas parece un desplazamiento modesto. Pero lo asombroso de estos pajarillos es que hacen su viaje en solitario y por las noches. Las más jóvenes apenas cuentan tres meses de vida, pero en ese tiempo han sido capaces de grabar en su cerebro un mapa del firmamento que les ayuda a identificar los puntos cardinales y de este modo encontrar su rumbo a través del continente.
A mediados del siglo pasado los ornitólogos Franz y Eleanor Sauer llevaron algunas currucas a un planetario. Las estrellas que se proyectan en estas salas reproducen el firmamento que podemos observar en cualquier época del año y desde cualquier lugar de nuestro planeta. Los Sauer comprobaron que en la época en que suelen iniciar su migración hacia el sur desde Alemania, las currucas rápidamente orientaban su cuerpo hacia el sureste, tal y como hacen en la naturaleza. Pero al girar el cielo, desplazando los puntos cardinales, las currucas se movían como las agujas de un reloj para mantener el rumbo correcto bajo las estrellas artificiales del planetario. Además, si se les mostraba el firmamento de un lugar del sur de Francia, las currucas corregían su posición y apuntaban hacia el este, como si desde allí quisieran volar hacia Turquía. Y solo cuando se proyectaba un firmamento igual al de su lugar de invernada por fin sus aleteos cesaban y se echaban a descansar.
MIGRACIONES CON HISTORIA
Hoy sabemos que casi la mitad de las diez mil especiEs de aves que pueblan el planeta migran buscando lugares más cálidos donde pasar los inviernos y vuelven en primavera a sus zonas de cría, donde abunda el alimento y los días son más largos. Pero durante muchos siglos la súbita desaparición de las aves supuso un insondable misterio.
En la Antigüedad se creía que podían transformarse unas en otras o que, como las golondrinas, pasaban el invierno bajo el fango de lagos y estanques. Aun así, Aristóteles ya dejó constancia de que las grullas viajaban desde las llanuras de Persia hasta los pantanos donde nace el río Nilo y que también gansos, palomas, cisnes y pelícanos se desplazaban a regiones lejanas huyendo del frío. Pero puestos a dejar volar la imaginación, nada supera la teoría de Charles Morton, quien en pleno siglo XVII afirmó que el destino de las aves que nos dejan en invierno era... ¡la Luna!
Navegantes versátiles
La mayoría de las aves prefiere volar durante el día, pero estas migrantes diurnas también practican su propia versión de la navegación astronómica. Por ejemplo, utilizan guías como la duración de los días y las noches, los puntos del horizonte por donde sale y se pone el sol o la altura que este alcanza a mediodía para saber cuándo y hacia dónde deben volar.
Algunas también se han mostrado sensibles a las variaciones en el campo magnético terrestre. El núcleo de hierro fundido de nuestro planeta gira sin cesar, generando un campo magnético similar al de un imán. Las líneas del campo magnético emergen por el polo norte, se van inclinando hasta ponerse paralelas al suelo en el ecuador y vuelven a penetrar en el planeta por el polo sur. Algunas aves están dotadas de un complejo mecanismo que les permite percibir la inclinación de las lineas de campo magnético respecto al suelo y conocer, por tanto, la latitud en la que se encuentran. Y, por si fuera poco, las aves también están dotadas de una memoria fabulosa que les permite recordar desde los detalles de los paisajes que sobrevuelan hasta, posiblemente, los olores que van encontrando en su camino.
Colaboradores de altura
¿Sabías que cada especie de ave posee una voz tan particular que permite a los expertos diferenciar unas de otras sin necesidad de verlas? Eloísa Matheu, que es una de estas expertas, ha puesto voz a las aves que salen en el documental recreando magistralmente las ambientaciones sonoras de los vídeos grabados en espacios naturales como Doñana o Gallocanta. En su blog, donde por cierto encontrarás muchas grabaciones de aves en entornos urbanos, reflexionó sobre el desafío que supuso este trabajo (http://bit.ly/1SYeUnO).
Antonio Sandoval es el guionista del documental y autor de la guía didáctica que puedes encontrar en la página web del proyecto (www.enlasalasdelanoche.com). Además es un viejo conocido de La Voz de la Escuela, no tanto por su edad como por sus magníficos artículos invitando a disfrutar y aprender de nuestro entorno natural y, especialmente, de las aves. Recientemente ha publicado unos libros muy interesantes sobre la observación de aves en Galicia.
Los peligros de los viajes
La pulsión viajera que domina a multitud de aves las expone a numerosos peligros. Entre ellos destacan los cambios imprevistos en la meteorología o los depredadores (muchos de ellos, también aves migratorias) con los que se ven obligados a compartir rutas.
Los mayores riesgos seguramente son los relacionados con la actividad humana. El más obvio es la caza, que en sus múltiples versiones (desde escopetazos a trampas de todo tipo) solo en Europa acaba cada año con la vida de más de cien millones de aves, según recuentos recientes. El impacto humano se manifiesta de muchas otras formas. Para las viajeras nocturnas, la contaminación lumínica convierte las ciudades en una trampa donde acaban perdidas y desorientadas, mientras que los rascacielos acristalados actúan como muros invisibles contra los que muchas acaban estrellándose. También, durante decenios, nos hemos dedicado a desecar los humedales y charcas que sirven de refugio a gran cantidad de especies que cruzan el continente, ignorando que aquellos lugares que considerábamos focos de infección y suciedad eran en realidad un paraíso de incalculable valor ecológico.
UN FIRMAMENTO LLENO DE AVES
Los astrónomos dividen el firmamento en 88 constelaciones, un batiburrillo heredado de las grandes civilizaciones que a lo largo de la historia han descrito minuciosamente el movimiento de los astros. De ellas nada menos que nueve llevan el nombre de aves: Cisne y Águila en el hemisferio norte, y Paloma, Grulla, Ave Fénix, Cuervo, Tucán, Pavo y Ave del Paraíso en el hemisferio sur.
ACTIVIDADES
Kilometraje alado
Este documental incluye escenas de vídeo inmersivo capturado en diferentes lugares de Europa, desde los fiordos de Rogaland, al sur de Noruega, hasta las marismas de Doñana, en el extremo sur de la península ibérica. En el tiempo que duraron las filmaciones (unos dos meses), algunas grullas tuvieron tiempo de hacer el viaje completo entre estos dos lugares. Teniendo en cuenta que a las grullas no les gusta volar sobre el mar, haz una estimación de la ruta que pudieron seguir y calcula aproximadamente los kilómetros que llegaron a recorrer. En el caso de que hubieran viajado todos los días durante dos meses, ¿qué distancia habrían cubierto en cada jornada? ¿Sería capaz un ciclista profesional de mantener su ritmo?
Enlaces interesantes
Al igual que los astrónomos aficionados, los ornitólogos también son gente muy organizada y suelen promover actividades para compartir su afición. En el entorno de A Coruña, por ejemplo, son muy activos la Agrupación Astronómica Io (www.agrupacionio.com) y el Grupo Naturalista Hábitat (http://www.gnhabitat.blogspot.com.es). La Sociedad Galega de Ornitoloxía (http://www.sgosgo.org/) tiene presencia en toda Galicia, y la Sociedad Española de Ornitología SEO-Birdlife (www.seo.org) organiza actividades en toda España. ¿Qué grupos de ornitólogos o astrónomos aficionados hay cerca de donde vives? ¿Podéis conseguir que se acerquen por vuestro centro para dar una charla a los alumnos interesados en el tema?
Aprender por tu cuenta
Hoy existen multitud de recursos para aprender, cada uno a su ritmo, a reconocer las aves por su aspecto y por sus voces. Aparte de clásicos imprescindibles, como la «Guía das aves de Galicia» de Baía Edicións, también puedes recurrir a aplicaciones para móvil como la creada por SEO-Birdlife (busca «Aves de España» en tu tienda de «app») o «Warblr», que es capaz de identificar automáticamente las aves por sus cantos. Si esto es lo que te interesa, no puedes dejar de visitar www.xeno-canto.org, una monumental base de datos alimentada por aficionados que cuenta con miles de grabaciones de todo el mundo. Si quieres acabar esta lectura de la mejor forma posible busca en esta base los cantos del ruiseñor y disfruta de las más fascinantes melodías creadas por un ser de este planeta.