Los tres secretarios municipales más veteranos del sur de Lugo viven desde hace meses en continuo conflicto con sus alcaldes, los concejales o con otros funcionarios
18 mar 2003 . Actualizado a las 06:00 h.?ran la envidia de sus colegas y se los disputaban otros ayuntamientos. Pero las cosas han cambiado. Los secretarios municipales de Monforte y Chantada, Julio González Puente y José Antonio Fente, afrontan el último tramo de su carrera profesional en una zozobra permanente. Desde esta semana, en este dúo de secretarios en apuros está también el de O Saviñao, Santiago Armesto, acusado por su alcalde de ser nada menos que el causante último de que la corporación se haya quedado a un habitante de conservar sus trece concejales. Los tres llevan décadas dedicados a su profesión. Son los más veteranos del sur de Lugo, los que más cobran y, al menos hasta hace poco, los mejor considerados. Tanto que Julio González y Santiago Armesto trabajan en varios municipios. Además, los tres tienen como interventora municipal a Mónica Legaspi así que resulta fácil asociar sus problemas con la llegada de esta funcionaria. Pero cada caso tiene su historia.A Fente y Armesto, la contratación de la interventora les arrebató funciones que ellos desempeñaban desde hace tiempo. Pero a Julio González no. Sin embargo, él tampoco se ha librado de enredarse en controversias públicas. O sea, lo peor que, según opinión común en el gremio, le puede ocurrir a uno de estos funcionarios de élite, de élite por su responsabilidad y también por su sueldo.«Os secretarios e os interventores non debemos saír na prensa». Eso opinaba un secretario en activo en esta zona cuando los rifirrafes entre la mayoría de los trabajadores municipales de Monforte y la nueva interventora ya habían sido bautizados por los medios como caso Legaspi.Ciertamente, los dolores de cabeza de Julio González empezaron poco más o menos con la llegada de la nueva interventora. Pero los de sus colegas de Chantada y O Saviñao son más antiguos, aunque no hayan trascendido hasta ahora. Virtudes de un torpedo En Chantada, Fente desempeñó sus funciones sin sobresaltos conocidos hasta que a mediados del mes pasado, su alcalde, Manuel Lorenzo Varela, lo acusó de haber instigado el recurso del Gobierno central contra el acuerdo de subida salarial para funcionarios que aparecía en los presupuestos municipales de este año. Muy enfadado, el regidor atribuyó a su funcionario las virtudes destructivas de un torpedo y lo invitó a jubilarse. Fue una arremetida inaudita, por descarnada y poco frecuente. Quizás porque ese alcalde llevaba meses rumiando su malestar en el juzgado. Él y toda su comisión de gobierno han tenido que declarar ante la jueza de Chantada un buen puñado de veces. Manuel Lorenzo Varela tiene abiertos tantos frentes judiciales que la amenaza de una posible inhabilitación le ha complicado más de la cuenta su ratificación como candidato del PP. Él y algunos de sus concejales atribuyen tanta visita obligada al Juzgado a la falta de asesoramiento legal a la hora de tomar algunas decisiones que después han resultado ser, como mínimo, jurídicamente discutibles. Recientemente, el alcalde daba otra vuelta de tuerca al férreo marcaje al que ahora somete a Fente. Decidió sacarle al secretario la atribución de abrir la correspondencia municipal. «Non é que lle prohíba a Fente abrir a correspondencia, é que lle adxudico ese traballo a outro funcionario», dijo ayer. Indefenso en el juzgado En O Saviñao, el panorama previo a la batalla que estalló esta semana era parecido. Aquí el alcalde, Joaquín González, también tiene problemas legales. Se le acusa de falsedad documental en la venta de las parcelas del polígono industrial. Cuando le tocó declarar en el Juzgado de Monforte, su secretario aseguró que la cosa no iba con él. Posiblemente, el alcalde esperaba de él algo más de apoyo. O, al menos, que no lo pusiese a los pies de los caballos.