Rayos infrarrojos y sónar para buscar cuevas en O Courel

Francisco Albo
francisco albo QUIROGA / LA VOZ

LEMOS

GUILLERMO DÍAZ AIRA

Dispositivos creados por un ingeniero de Bóveda detectan una gruta desconocida

23 may 2014 . Actualizado a las 09:24 h.

El pasado domingo se llevó a cabo en la sierra de O Courel una singular experiencia con el fin de localizar cuevas que hasta ahora no fueron catalogadas. Un visor de rayos infrarrojos diseñado por José Camilo López Pérez, vecino de Bóveda e ingeniero industrial en electrónica e informática -aunque en la actualidad no trabaja profesionalmente en este campo- fue utilizado para comprobar la existencia de una cavidad subterránea en las cercanías de la conocida cueva de la Buraca das Choias.

Según explica López, el dispositivo fue preparado con una pequeña cámara de rayos infrarrojos muy similar a las que se utilizan habitualmente en los sistemas de vigilancia nocturna. La cámara fue adaptada a un monitor de cuatro pulgadas -de un tamaño semejante a las pantallas de los teléfonos móviles- y montada en el extremo de un tubo de aluminio.

El aparato se introdujo en un hoyo de unos veinte centímetros abierto en la superficie del terreno en una zona de ladera situada por encima de la boca de la referida gruta. Los promotores de la experiencia suponían que esta abertura podía dar acceso a una cavidad de mayor tamaño. El visor probó que la suposición era cierta. Las imágenes que se vieron en el monitor mostraban una cavidad de unas dimensiones difíciles de determinar, ya que la luz de la cámara solo alcanza una distancia de entre cuatro y cinco metros. «Más allá no sabemos lo que hay, porque con esa luz la cámara no puede captarlo y no se ve más que oscuridad, pero se demostró que la abertura, aunque tiene un diámetro muy pequeño, da paso a una cavidad de cierto tamaño», comenta José Camilo López. El visor mostró también que esa cavidad contiene estalactitas y estalagmitas, unas formaciones típicas de las grutas calizas de la zona.

Abertura obturada

Los responsables de la exploración consideran que para precisar mejor el tamaño de esta cavidad desconocida y comprobar si está conectada con la cercana Buraca das Choias sería preciso desobturar el hoyo -que al parecer tenía originalmente un mayor diámetro y quedó parcialmente tapado con tierra- e intentar pasar al interior. Pero para ello sería preciso solicitar previamente un permiso oficial, tal como exige el plan director de las zonas englobadas en Red Natura que fue aprobado a finales de marzo por la Xunta.

Por ahora, el aparato consiste simplemente en una salida de vídeo y no permite grabar las imágenes que capta la cámara. López, sin embargo, señala que resultaría muy fácil adaptarlo para grabar imágenes de vídeo. El ingeniero también preparó recientemente un sistema de sónar con el mismo objetivo de explorar cavidades naturales en la sierra. «Es interesante combinar los dos dispositivos -señala a este respecto-, porque con la cámara de infrarrojos no se puede apreciar bien el tamaño de las cavidades, al estar limitada por la longitud de la barra que sirve de soporte y por el alcance de la luz, mientras que el sónar sirve para medir la distancia que hay entre las paredes de roca pero no puede captar imágenes».

López tiene la intención de utilizar estos sistemas para determinar si otras aberturas del suelo que se hallan en diversos puntos de las zonas calizas de O Courel también dan acceso a cuevas calizas que los espeleólogos y los geólogos todavía no han podido registrar.