Un recorrido hasta las profundidades de la cueva de Arcoia

Francisco Albo
francisco albo QUIUROGA / LA VOZ

LEMOS

GUILLERMO DÍAZ AIRA

Un grupo de espeleólogos visitó zonas poco conocidas de la gruta de O Courel

24 jun 2014 . Actualizado a las 14:41 h.

Un grupo de aficionados a la espeleología llevó a cabo el fin de semana un extenso recorrido por la cueva de Arcoia -en la parroquia de Visuña, en O Courel-, que muchos consideran como la más bella de Galicia. Los participantes en esta caminata subterránea, de unas cinco horas de duración, pudieron visitar rincones poco conocidos de la gruta, como el sifón terminal situado en las galerías inferiores, una zona muy poco frecuentada.

La expedición fue guiada por Ramón Vila Anca, vecino de Quiroga y experto en montañismo y espeleología que ya recorrió la cavidad en numerosas ocasiones. Para realizar la ruta hubo que esperar a principios del verano, a fin de evitar en lo posible los inconvenientes causados por la abundancia de agua y barro en la caverna, sobre todo en las galerías más bajas. Aunque la cueva está más o menos seca bien entrado el verano, en invierno y en primavera hay bastantes más zonas peligrosas o intransitables.

Exceptuando los pozos verticales en los que solo se puede descender con cuerdas, en la gruta hay un par de lugares con cierta dificultad, la zona de la entrada y el llamado Salto do Cabalo, donde hay que recurrir a un pasamanos de cuerdas. Los demás espacios no entrañan mayores riesgos para moverse. Sin embargo, los espeleólogos advierten que las personas inexpertas pueden desorientarse con mucha facilidad debido a la estructura laberíntica de Arcoia, que consiste en una complicada sucesión de salas y pozos intercomunicados. Por ello -además de que para entrar en la cueva ahora se necesita permiso administrativo-, no es nada recomendable adentrarse en este espacio sin unos buenos guías y mucho menos yendo solo.

Formaciones calcáreas

Las salas y galerías de la parte superior son las que ofrecen mayor interés, por su abundancia en estalactitas, estalagmitas, coladas y otras llamativas formaciones calcáreas. Algunas de ellas destacan por su especial tamaño, como la gran estalagmita de la llamada Sala do Elefante. En otros puntos, como en la Sala da Música, estas formaciones ofrecen un aspecto delicado.

En la parte superior de la cueva se han encontrado además numerosos fósiles del Pleistoceno. Estos vestigios -de especies como el oso cavernario, el oso pardo o el ciervo- fueron localizados y retirados hace años por los paleontólogos. Hoy pueden verse algunos fragmentos de huesos de animales que quedaron integrados en la roca caliza.

Después de pasar por el Salto do Cabalo, los visitantes recorrieron diferentes salas hasta llegar a la parte inferior. Esta zona se considera como la parte activa de la cueva, es decir, la que tiene mayor actividad erosiva, porque la cavidad continúa formándose actualmente en ella. En este sector, inundado en invierno, el barro y el agua están presentes en mayor o menos medida durante todo el año. Los expedicionarios alcanzaron un sifón situado en una sala recóndita sitada un kilómetro de la entrada, que muy pocas personas han visitado. La zona está llena de barro, pero a estas alturas del año se encuentra razonablemente seca.