El Miño visto desde el cielo antes y después del embalse de Belesar

Francisco Albo
francisco albo MONFORTE / LA VOZ

LEMOS

CEDIDA

Una aplicación informática permite apreciar el cambio radical que sufrió la Ribeira Sacra en los últimos sesenta años

01 mar 2016 . Actualizado a las 22:36 h.

La profunda transformación que experimentaron los paisajes y el modo de vida de las poblaciones de la Ribeira Sacra con la construcción de los embalses del Miño y el Sil a partir de los años cincuenta han dado mucho que hablar y que escribir y ha sido analizada recientemente en obras como el documental Asolagados y en libro Belesar. O orgullo de España, del escritor y periodista chantadino Afonso Eiré. Pero el impacto que supusieron estas grandes infraestructuras se percibe de una forma especialmente gráfica al cotejar las actuales fotografías aéreas de este territorio con las que se tomaron antes de su construcción.

La comparación entre el territorio antiguo y el moderno es ahora más fácil de hacer gracias a una aplicación desarrollada por el arquitecto Manuel Borobio, perteneciente al grupo de investigación cartográfica de suelos y paisajes de la Universidade de Santiago. La herramienta se basa por una parte en las fotografías tomadas a mediados del siglo pasado por el servicio cartográfico del ejército de Estados Unidos. Los vuelos que se llevaron a cabo dentro de este proyecto -que cubrió la totalidad del territorio español- empezaron exactamente hace sesenta años, en marzo de 1956. La extensa y detallada colección de imágenes aéreas que se obtuvo de esta manera fue digitalizada y puesta a disposición pública en el 2011. Al año siguiente, el Instituto de Estudos do Territorio de la Xunta incorporó estas imágenes a su portal de descargas de información geográfica. Esta importante base documental se utiliza actualmente, entre otras cosas, para presentar reclamaciones sobre la propiedad de los viñedos de la Ribeira Sacra.

Cortina de imágenes

La aplicación creada por Borobio combina estas antiguas fotografías aéreas con otras actuales, proporcionadas por la empresa estadounidense Esri (Environmental Systems Research Institute), especializada en sistemas de información geográfica. Utilizando la herramienta conocida como cortina de imágenes es posible observar de forma simulténea el paisaje de los años cincuenta y el contemporáneo.

Aplicando esta herramienta al tramo del Miño correspondiente al embalse de Belesar se obtienen las imágenes que pueden verse a la derecha de estas líneas. En ellas se distingue claramente la amplia extensión de las tierras anegadas por la presa hidroeléctrica, que se encuentra en la parte inferior de las fotografías. El agua embalsada cubrió una superficie de cerca de 2.000 hectáreas de terrenos ribereños -una buena parte de los cuales había sido aprovechada durante siglos para usos agrícolas-, la antigua villa de Portomarín, que tuvo que ser trasladada a su ubicación actual, y parajes tan emblemáticos como el de Castro Candaz, en el municipio de Chantada.

Muy poco antes

Las fotografías tomadas por los aviones del ejército estadounidense corresponden precisamente a una época en que el proyecto de construcción del embalse estaba a punto de convertirse en realidad. Los trabajos empezaron en 1957 con la construcción de los accesos a la zona donde debería edificarse la presa y otras operaciones previas. Al año siguiente se desvió el cauce del río para poder levantar el muro que lo cambiaría definitivamente.

Una obra que duró seis años

La presa de Belesar fue inaugurada en 1963, seis años después del inicio de los trabajos. En su momento fue una de las obras de ingeniería de mayor envergadura acometidas hasta entonces en España. Con sus 655 hectómetros cúbicos de capacidad total y sus cincuenta kilómetros de cola, es el mayor embalse de la cuenca del Miño.