El cambio climático complica la poda

Luis Díaz
Luis Díaz MONFORTE / LA VOZ

LEMOS

ROI FERNANDEZ

La ausencia de heladas prolonga la actividad de las cepas en los viñedos de la Ribeira Sacra

28 dic 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

El invierno es época de letargo para las vides, pero no de inactividad en las viñas. Más bien sucede todo lo contrario. La parada vegetativa en las cepas se aprovecha para la realización de una de las labores más importantes del año. Es tiempo de poda, de retirar la madera sobrante y regular la producción de la próxima vendimia. Algunos viticultores se apresuran a iniciarla nada más termina de caer la hoja. Otros, por el contrario, son partidarios de retrasarla lo más posible para demorar la brotación de las primeras yemas y esquivar así las heladas primaverales. Podar o no podar, un dilema cuya resolución siempre supone algún quebradero de cabeza.

La disyuntiva todavía es más compleja este año, porque la teórica parada invernal no se está registrando en la práctica. «Hai viñas onde a folla caeu hai moi pouco tempo e iso quere dicir que a salvia pode seguir circulando», avisa el ingeniero agrónomo Victoriano Pérez. Podar en esas condiciones equivale, según explica, a una hemorragia que priva a la planta «de nutrientes e reservas de auga». «As temperaturas foron altas ata de agora e hai que ter coidado de non agravar os efectos da seca», opina.

Nada a su tiempo

Sea por el calentamiento global o como consecuencia de un ciclo climático, Victoriano Pérez tiene claro que el orden hace tiempo que dejó de regir en los ciclos vegetativos del viñedo. Hay estudios que lo avalan con todo tipo de proyecciones estadísticas, pero basta un paseo por la ribera para comprobar que el reloj de las estaciones tiene la hora cambiada. «Las yemas de las cepas están hinchadas como si fuesen a brotar de nuevo. La niebla este año no deja que haya heladas y sin frío la planta no se retrae», apunta Fernando González, de Adega Algueira. Sus viñedos de Doade se vieron afectados el pasado mes de agosto por la granizada que se llevó por delante la mayor parte de la vendimia en esa zona. Los efectos del pedrisco, sin embargo, se dejarán sentir en algún caso durante varias cosechas. «La madera de las cepas está bien donde se aplicaron los tratamientos a tiempo. Otras viñas no tuvieron tanta suerte y se ve algo de excoriosis. Para esas será un año de transición», dice el bodeguero.