Los daños en las viñas fueron más cuantiosos que nunca en la pasada cosecha
19 ene 2017 . Actualizado a las 05:00 h.El pasado domingo se cerró la caza mayor en Galicia. Pero las batidas podrán prolongarse hasta el inicio de la próxima campaña siempre que los daños del jabalí en los cultivos lo justifiquen. La pandilla Ribeira Sacra, una de las dos que funcionan en el coto de Chantada, abatió doce jabalíes en la jornada de clausura de la temporada. Por lo que parece, tampoco tendrán tiempo de aburrirse en los próximos meses. Los viticultores de la ribera del Miño han pedido su colaboración para tratar de poner freno a las incursiones de los jabalíes en las zona de viñedo.
La presencia de jabalíes en la ribera desde los prolegómenos de la vendimia no es de ahora. Pero su rastro se deja sentir con mayor notoriedad de un tiempo a esta parte en las viñas de forma generalizada. «Foi unha colleita de danos xeneralizados, incluso en zonas onde non era normal que entrase a caza maior», confirma el presidente del consejo regulador de Ribeira Sacra, José Manuel Rodríguez. Según los expertos, esa mayor incidencia tendría su lógica. «A seca foi moi intensa e houbo menos froitos silvestres e tubérculos cos que se alimenta o xabaril. Nesas condicións, buscou alimento nas viñas», sugiere un biólogo.
«Antes non era moi habitual que andasen pola ribeira, pero agora atacan moito nas viñas. Supoño que será porque cada vez hai menos millo plantado», dice Manuel Asper, uno de los integrantes de la cuadrilla que abatió once jabalíes el pasado domingo en Chantada. El primero fue cazado en la parroquia de Pereira. Los once restantes estaban agrupados en otra zona de monte en San Salvador de Asma. «Eran doce, escapóusenos un. Non é moi normal atopar tantos xuntos. Ao mellor é porque hai máis lobos e xúntanse para defenderse deles», opina este veterano cazador chantadino.
Las batidas en la ribera, en todo caso, tendrán que esperar al menos por un tiempo. Es época de poda y las sociedades de cazadores prefieren evitar riesgos innecesarios. «Querían que empezásemos xa agora, pero esta é unha época complicada. Habería que sinalizar a zona e que a xente se comprometese a non ir ese día ás viñas», señalan en la cuadrilla de Chantada.
Las cuadrillas se resienten de los accidentes mortales durante las cacerías
Por lo que respecta al jabalí, los últimos días de la temporada suelen ser los más provechosos para las cuadrillas por el agrupamiento de las piezas. Sobre esta circunstancia, los cazadores apuntan diferentes hipótesis. Se asocia con la proximidad de la época de apareamiento de estos animales, a la bajada de las temperaturas, a la falta de alimentos en las zonas más altas, e incluso a la proliferación de lobos. «O que observamos é que se están a cazar máis xabarís grandes que pequenos, e iso poder ter que ver co efecto depredador do lobo», dice Manuel Casares, presidente del coto de caza de Monforte.
Tanto esta como otras pandillas suelen tener en cuenta los lugares conde se producen mayores daños en los cultivos para planificar las batidas durante la temporada. Una vez finalizada la campaña cinegética, es frecuente que se organicen esperas en las zonas donde los solicitan los agricultores.
Solo dos grupos
Las estadísticas oficiales constatan un notable descenso en las poblaciones de jabalí en los últimos cuatro años. Por su parte, los cotos ofrecen distintas valoraciones. Unos se quejan de la caída del número de piezas abatidas y otros aseguran que fueron similares a la de los últimos años. En lo que se refiere a los cazadores, se aprecia una reducción de las cuadrillas de caza mayor. Chantada, con 177 kilómetros cuadrados susceptibles de aprovechamiento cinegético, solo tiene dos. «Moitos foron deixando de cazar polos últimos accidentes mortais», señalan en una de estas pandillas.