La reconstrucción en tres dimensiones del fósil humano de la Cova do Uro podría exhibirse en el museo geológico local
18 may 2017 . Actualizado a las 05:00 h.El Instituto Universitario de Xeoloxía de A Coruña presentará en el museo geológico de Quiroga -en una fecha que aún no está fijada- las reconstrucciones en tres dimensiones del rostro y el cráneo de la mujer prehistórica cuyos restos se encontraron hace años en la Cova do Uro o de Chan de Lindeiro, en el límite de los municipios de Folgoso do Courel y Pedrafita do Cebreiro. Los responsables de esta institución ofrecerán al Ayuntamiento quirogués la posibilidad de conservar y exhibir estos materiales de forma permanente, pero por ahora no se ha decidido nada a este respecto.
El geólogo del mencionado instituto, Juan Ramón Vidal Romaní, considera que lo ideal es que estas reconstrucciones se musealicen lo más cerca posible del lugar donde se realizó el hallazgo. «El problema es que en el museo geológico de Quiroga ya no hay más espacio disponible y para exhibir estas piezas necesitaría una ampliación o una reforma», señala. Por su parte, el alcalde quirogués Julio Álvarez dice que el Ayuntamiento hará «todo lo posible» para albergar estos materiales. «Es una oferta que viene como anillo al dedo en un futuro inmediato, teniendo en cuenta que los municipios de la comarca estamos intentando crear el primer parque geológico de Galicia», dice. «Tenemos que estudiar entre todos una solución, pero aún es pronto para decir lo que se hará», añade.
Un largo proceso
El descubrimiento de este fósil humano empezó en 1996 con el hallazgo de algunos fragmentos de cráneo. En el 2010 aparecieron huesos de otras partes del cuerpo. Desde entonces se desarrolló un largo proceso de investigación que comprendió la secuenciación del ADN y la reconstrucción del cráneo y el rostro. Las dataciones por el método del carbono 14 determinaron que el fósil tiene una antigüedad de 9.300 años, lo que lo sitúa en el Mesolítico, un período intermedio entre el Paleolítico y el Neolítico. En el 2015 se dio a conocer que los restos pertenecían a una mujer, que sigue siendo el único individuo femenino de esa etapa de la prehistoria descubierto en la Península Ibérica. Los científicos la denominaron Elba, nombre de raíz céltica que tiene el significado etimológico de «la que viene de las montañas».
Junto con los restos humanos aparecieron los huesos de tres ejemplares de uro, una especie extinta de toro salvaje. Los investigadores piensan que la mujer y los animales -que vivieron en la misma época- pudieron caer accidentalmente en cueva al mismo tiempo y que estos fósiles pueden ser una muestra de pastoralismo primitivo, que figuraría entre las más antiguas de Europa.
Los análisis han determinado que la mujer tenía entre 20 y 40 años de edad cuando murió y que era de baja estatura, de entre 150 y 152 centímetros. También se ha podido averiguar que sufrió traumatismos craneoencefálicos en momentos anteriores al de su muerte y que padeció además estrés nutricional, lo que para los investigadores son pruebas de las duras condiciones de vida de las poblaciones humanas de las sierras orientales gallegas en esa etapa de la prehistoria.
Asimismo, los científicos descubrieron que la mujer tenía intolerancia a la lactosa y que su dieta se componía en gran parte de vegetales y en menor medida de proteínas animales de origen terrestre. Por otro lado, los análisis genéticos indican que pertenecía al llamado haplotipo U, característico de las poblaciones de cazadores-recolectores europeos, y dentro de éste, al subhaplotipo U5b1, cuyo origen se sitúa en la Península Ibérica hace entre 16.000 y 20.000 años.