Los yacimientos de Monforte, Pantón y Sober nunca se estudiaron a fondo
11 abr 2015 . Actualizado a las 05:00 h.La denegación por parte de la Xunta de un taller de empleo solicitado por el Ayuntamiento de Monforte bajo el nombre de «Ruta verde» ha impedido retomar las excavaciones arqueológicas del castro descubierto en el monte de San Vicente en el 2007. El proyecto -al igual que otros presentados con anterioridad desde el 2009 y también rechazados- proponía avanzar un poco más en estas investigaciones. Una suerte parecida corren otros dos lugares donde los arqueólogos e historiadores han supuesto que pudo ubicarse el enigmático Castro Dactonio, capital del pueblo prerromano de los lemavos, que son las parroquias de Santiago de Castillón, en Pantón, y Proendos, en Sober.
Los tres enclaves tienen en común el hecho de albergar importantes vestigios arqueológicos que nunca han sido objeto de una investigación sistemática y continuada. El arqueólogo Xabier Moure hizo hincapié en esta circunstancia en un trabajo titulado Dactonium e a Civitas Lemavorum, publicado en su blog O noso patrimonio. En Monforte no se conocía ningún indicio de un asentamiento castreño hasta que en el 2005 se hallaron unos fragmentos de cerámica en una prospección arqueológica realizada en la calle Falagueira antes de su rehabilitación. El castro fue descubierto dos años más tarde con motivo de unas obras en el parque Zapardiel.
En Castillón y Proendos, en cambio. ya se conocían vestigios de poblaciones de la Antigüedad desde mucho tiempo atrás. En el primer caso, las primeras noticias datan del siglo XVI y hay también menciones en el XIX. El cura erudito de Vilar de Ortelle, Ramón Castro López, habló asimismo de estos restos en 1929. El yacimiento fue estudiado parcialmente en los años treinta por Manuel Chamoso Lamas y Carlos Alonso del Real, y en los ochenta por Felipe Arias.
En el caso de Proendos, las primeras noticias sobre este yacimiento las dio el presbítero Claudio Guitián en 1867. El historiador lucense Manuel Vázquez Seijas realizó unas prospecciones en los años cuarenta, encontrando numerosos materiales de origen galaicorromano.
Un antiguo enigma histórico que sigue sin resolverse en la actualidad
Si bien fueron numerosos los historiadores y aficionados que señalaron el monte de San Vicente do Pino como una posible ubicación del Castro Dactonio, la ausencia de pruebas arqueológicas de ese período cronológico llevó a otros a inclinarse por Castillón o Proendos, donde las evidencias eran abundantes. La situación cambió por completo con el hallazgo del castro de San Vicente hace ocho años.
El arqueólogo Iván Álvarez Merayo, que localizó este yacimiento en el 2007 y realizó nuevos sondeos en el lugar al año siguiente, señala que este asentamiento se diferencia sustancialmente de otros núcleos castreños de la comarca por sus considerables dimensiones y por una compleja estructura urbana formada por calles bien trazadas y pavimentadas. En su opinión, no debe considerarse simplemente como un castro, sino como una citania que pudo funcionar como un centro administrativo y ejercer hegemonía sobre otros núcleos menos importantes.
Falta de pruebas
No obstante, en las prospecciones realizadas en San Vicente no se encontró ninguna prueba arqueológica clara -como podría ser una inscripción- de que este lugar fuese efectivamente el Castro Dactonio. Lo mismo ocurrió en las investigaciones efectuadas anteriormente en Castillón y Proendos. Como en ninguno de los tres lugares está previsto llevar a cabo nuevas intervenciones arqueológicas a corto o medio plazo, el misterio seguirá por ahora sin resolverse.
Menciones en obras de varios autores clásicos y en inscripciones romanas
El trabajo de Xabier Moure sobre el Castro Dactonio reúne las diferentes menciones de este lugar y del pueblo de los lemavos que se hallan en obras de autores clásicos. Es el caso de Estrabón, Plinio el Viejo y Ptolomeo. El obispo y cronista galaicorromano Hidacio también habló de los lemavos y su capital en el siglo V. Ninguno de estos antiguos textos señala con claridad la ubicación geográfica de la población.
Estas denominaciones se encuentran también en algunas inscripciones antiguas. Una de ellas es el llamado Itinerario de Barro de Astorga, una singular pieza arqueológica consistente en cuatro tablillas de arcilla que describen cinco itinerarios de la época romana en el noroeste ibérico, señalando las poblaciones existentes a lo largo de estas rutas. Las tablas pertenecieron a la colección particular del político y erudito asturiano Sebastián de Soto Posada y Cortés y en la actualidad se hallan en el Museo Arqueológico de Asturias. Su origen exacto se desconoce, pero algunas referencias vagas apuntan a que proceden de Astorga. Aunque se discutió su autenticidad durante mucho tiempo, un análisis radiométrico realizado en el 2013 confirmó que datan de mediados del siglo III. En estas tablas se mencionan dos caminos secundarios que unían Lugo con Iria Flavia -Padrón- y el lugar de Dactonium, que en la inscripción figura como Dactinum.
Otras referencias
El nombre de los lemavos figura además en una estela funeraria hallada en Astorga y datada entre finales del siglo I a.d.C, y principios del I d.C. Otras menciones a este pueblo aparecen en lápidas militares romanas que fueron encontradas en Arjona -provincia de Jaén- y en la Mauritania Tingitana, provincia romana que comprendía el norte de Marruecos.