La apertura de las presas satura el túnel minero de Montefurado por segunda vez este invierno. La crecida corta el principal acceso a dos aldeas de esta parroquia de Quiroga
16 feb 2016 . Actualizado a las 13:24 h.El río Sil volvió este fin de semana al cauce del que lo desviaron los romanos en el siglo II en Montefurado. La apertura de las compuertas de la presa de San Martiño para dar salida al enorme caudal con el que bajaba el río en el Bierzo y en Valdeorras a causa de las lluvias sobrepasó la capacidad del túnel romano e hizo que el río rebosase hacia su antiguo lecho, habitualmente seco. La crecida dejó a los habitantes de las dos aldeas de esta parroquia de Quiroga más próximas al túnel sin su principal acceso por carretera.
Desde que el viernes empezó la crecida, el túnel romano de Montefurado prácticamente no se ve. El agua tapa por completo tanto la entrada como la salida y llegó a sobrepasar el puente que salva el puente viejo para llegar a la aldea de Anguieiros y a Covallos, donde se encuentra el poblado construido por Iberdrola hace decenios para los trabajadores de las centrales hidroeléctricas de la cuenca del Sil.
La mayor crecida se produjo el sábado y el domingo el nivel había bajado un tanto, pero en algunos momentos del día el río volvía a pasar por encima del puente. Troncos y ramas arrastrados por la corriente dejan constancia en la pista del nivel que alcanzó el agua.
Media docena de familias
Durante todo el fin de semana, la media docena de familias que vive en Anguieiros y los residentes esporádicos en las casas del poblado se ven obligados a dar un largo rodeo para salir y entrar allí. No están incomunicados, porque a esta zona se puede llegar desde el sur por tres rutas diferentes, por Trives, Larouco y, la más corta, a través de la aldea de Peites, en el vecino municipio de Ribas de Sil. Pero las tres son mucho más largas que la salida directa a la carretera N-120 que les permite la pista que atraviesa el cauce antiguo del Sil, un camino de servicio de Iberdrola utilizado sistemáticamente por quienes se desplazan en coche por la zona.
No es extraordinario que el Sil vuelva al cauce que secaron los romanos cuando desviaron el río hacia el túnel para obtener oro. Los vecinos de la zona saben que eso es algo que sucede algunos inviernos. Lo raro es que este año ya ha pasado dos veces, la anterior en el mes de enero. «Nos últimos seis anos xa pasara alguna outra vez que se volvía encher o cauce vello, pero non que iso sucedera dúas veces o mesmo inverno», explica Xosé Manuel Fernández, de la asociación de vecinos Boca do Monte, de la parroquia de Montefurado.
Lo que no ha pasado todavía en Montefurado es que se haya inundado ninguna casa, como en algún momento de este fin de semana parecía que iba a pasar en San Clodio, quince kilómetros río abajo. Las más expuestas son las viviendas del poblado de Covallos, pero la última vez que el río llegó tan alto fue hace cuarenta o cincuenta años, según explican los vecinos.
Inundación en San Clodio
En San Clodio, mientras tanto, el Sil seguía inundando ayer la playa fluvial, pero ya no llegaba al nivel de la cafetería. Las dos calles que permiten acceder a la orilla desde el casco urbano llevan todo el fin de semana cortadas por el Ayuntamiento.
Durante la jornada de ayer, personal de Protección Civil ayudó a bombear el agua del bajo de un edificio de la rúa do Sil, que se había inundado.
En general, todos los ríos del sur de Lugo bajaron ayer su caudal, muy crecido por las lluvias durante todo el fin de semana. Ninguno se acercaba siquiera al nivel de preaviso establecido por el sistema de vigilancia de la Confederación Hidrográfica Miño-Sil
los efectos del mal tiempo