O Chucán, «feliz» entre rejas

Xosé Carreira LUGO / LA VOZ

SOBER

ALBERTO LÓPEZ

El condenado por el crimen de Sober mejoró físicamente en la prisión

20 ago 2021 . Actualizado a las 21:27 h.

En dos meses y medio, su vida ha dado un giro de 180 grados. Ese es el tiempo que lleva encarcelado en la prisión lucense de Bonxe José Carnero, conocido como O Chucán, el hombre que puso patas arriba la Justicia porque un jurado popular lo absolvió y luego otro lo condenó por la muerte de la trabajadora de un club de alterne en la cuadra de su casa en Sober. Este hombre perdió la libertad de poder estar a su aire en su casa de Arxemil, pero entre rejas ganó muchas cosas. Tantas que algunas personas que tratan con él incluso aseguran que ahora está «como en el paraíso».

«Del día que entró a hoy, casi no hay quien lo conozca. Parece un hombre nuevo», aseguró una persona que en ocasiones atiende a este hombre. O Chucán entró mal vestido, sucio, desestabilizado médicamente y hasta incluso con hambre. Todo eso se acabó. En la cárcel tiene lo que no conseguía muchas veces en su aldea. No precisa vivir a cuenta del auxilio social que le venía dispensando el Ayuntamiento de Sober.

Carnero se encuentra en la zona de enfermería de la prisión desde el momento que ingresó. Se dice que este es un buen departamento, aunque también no falta quien asegure que no hay que llamarse a engaños. Quienes están en esta sección no tienen la posibilidad de salir al patio, están con otros internos que tienen padecimientos físicos y psíquicos y han de pedir permiso a la hora de poder moverse.

Los servicios médicos de la prisión, que ya conocían a este hombre porque ya había estado ingresado después de haber sido detenido como presunto autor de la muerte de Pilar Palacios a finales del año 2007, tuvieron que emplearse con él nada más ingresar. Llegó clínicamente hecho una piltrafa.

Había dejado de tomar la medicación que tenía pautada y, sobre todo, llegó muy alterado debido a que días antes de ser declarado culpable sufrió un síncope en plena sala de vistas que lo envió al hospital. Estuvo en observación muchas horas y salió del centro eufórico. Nada se parecía al Chucán taciturno, pensativo y casi ido de las primeras horas de juicio.

Los médicos de la penitenciaría lo primero que hicieron fue tratar de estabilizarlo y para ello le establecieron una nueva pauta. En la época en la que estuvo en casa totalmente libre tomaba cinco pastillas y media por la mañana, dos al mediodía y otras cinco y media por la noche. Pero no tenía ningún control y sobre todo nadie que le hiciera un seguimiento porque O Chucán, o también O Caladiño como le conocen en su aldea, vivía solo en casa.

Con la ropa con la que llegó a la prisión llevaba una semana. No se cambió porque no tenía mudas. Nadie le aportó ropa. Con el polar y los pantalones que tenía cuando ingresó en la cárcel de Bonxe vagó media noche expuesto a la lluvia y el frío, hasta que, finalmente, personal del 061 lo llevó al hospital para que, por lo menos, pasara la noche a cubierto.

En la prisión tuvieron que darle ropa y siguen haciéndolo. Se la lavan. La cárcel en este caso hace de centro social, humanitario, porque O Chucán no tiene ningún tipo de apoyo familiar.

Ahora en su aldea, Arxemil, el lugar en el que se produjo la muerte de Pilar en septiembre del 2007, nadie lo echa de menos. Con los únicos familiares directos que le quedan, su madre y una hermana, no tiene una relación muy cordial. Fue denunciado varias veces por presuntas amenazas. Ahora la casa está cerrada a cal y canto.

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