Una pareja grabó en su móvil a dos osos jóvenes con los que se encontró cerca de Balouta, en el límite con la provincia de Lugo
19 abr 2013 . Actualizado a las 15:35 h.Habían cenado en Balouta y se disponían a regresar a casa por la carretera que une este pueblo con Murias de Rao, ya en la vertiente lucense de Los Ancares, cuando se encontraron de bruces con una pareja de osos jóvenes que bien les pudo haber valido un susto pero que, sin embargo, se convirtió en una sorpresa emocionante, en palabras de su propia protagonista, Desiré Fernández. Ella y su familia circulaban con su coche en la más absoluta oscuridad cuando observaron dos bultos que corrían carretera abajo, alertados por las luces del vehículo. En un principio pensaron que eran jabalíes -por el tamaño del animal y la frecuencia de su aparición en carreteras secundarias-, pero una vez al lado de ellos, descubrieron que se trataba de una pareja de osos de segundo año que corrieron aproximadamente durante un minuto y medio delante del turismo hasta desaparecer por la vertiente izquierda de la carretera. Todo quedó grabado en el móvil.
El testimonio gráfico obra ya en manos de los técnicos de la Fundación Oso Pardo (FOP), y no hace más que ratificar la presencia continua de plantígrados
en Los Ancares. Una zona que durante muchos años fue solo lugar de paso, donde únicamente se encontraba rastro de este animal en las zonas más cercanas a Asturias y de manera esporádica. En cambio, desde el 2007, el límite geográfico entre Lugo y León se considera ya espacio reproductor y se han contado hasta dos hembras paridas en un mismo año. Todo ello consecuencia del importante crecimiento que está experimentando la población de oso de Alto Sil y Alto Narcea.
«Ancares es ya un núcleo reproductor de osos. Por lo tanto, no es nada excepcional que alguien se haya topado con ellos. Sí lo sería hace diez años pero afortunadamente ahora ya no», explicó el presidente de la Fundación Oso Pardo, Guillermo Palomero, apuntando que últimamente se han avistado osos incluso en las zonas más profundas de Lugo. Pero por común que pueda resultar para los entendidos, no deja de ser sorprendente para los vecinos del valle, que no están acostumbrados a ello, como lo demuestran las propias palabras de la joven que vivió la escena en primera persona. «Fue una sensación emocionante que sin duda volvería a vivir. Me quedaron ganas de volver a verlos. Fue precioso», afirmó Desiré, explicando que las últimas noticias que tenía de avistamientos de osos en la zona se remontan ya a hace un par de veranos.