La circulación ha sido tranquila en zonas donde la autovía del Cantábrico roza los 700 metros de altitud
10 feb 2014 . Actualizado a las 17:13 h.Si circular con nieve es un contratiempo, sobre todo para quien no está habituado a ver copos con frecuencia ni tiene cadenas en el garaje de su casa, conducir con un paisaje nevado que no entorpece el viaje puede ser una experiencia agradable. La nieve caída en las primeras horas de este lunes se veía desde los tramos de la autovía del Cantábrico (Mondoñedo-Lindín y Lindín-Carreira) inaugurados hace justamente ocho días, pero la circulación se efectuaba con total normalidad. No se trataba solo de una impresión del condutor, sino que el chófer de un camión del servicio de conservación viaria corroboraba ese punto de vista.
Ver la Pena da Roca, monte que cierra el valle de Mondoñedo por el sur, o el monte Carracedo, que se asoma hacia la costa desde el norte de A Pastoriza, con un manto blanco era una estampa que se encontraban esta mañana los automovilistas que circulaban por la A-8 en sentido Vilalba. En el Fiouco, zona del concello pastoricense donde la transcantábrica discurre a 698 metros, había también nieve en los márgenes y en el paisaje circundante, pero no complicaciones para los vehículos.
Siguiendo por la A-8 para adentrarse en Terra Chá, en el paisaje divisado desde el coche otro manto blanco coronaba los montes del norte de Abadín. El Padornelo, monte por cuya ladera avanza la A-8 en el municipio de Mondoñedo, estaba, en cambio, con su aspecto habitual.