El vilalbés Eduardo Baamonde plasma en acuarelas el paisaje de la ruta
20 ene 2015 . Actualizado a las 05:00 h.Argumentos para convertirse en peregrino hay muchos. Cada uno tiene sus razones para recorrer, completa o parcialmente, cualquiera de las rutas que acaban en la catedral compostelana, e incluso hay algunos que andan por esos caminos cuando pueden, más atentos a ver que a dar un paso tras otro.
Ese es el caso del vilalbés Eduardo Baamonde, que está convirtiendo las rutas jacobeas en motivo de su trabajo artístico. Tras haber recogido diversos lugares del Camino Norte en una guía, el Primitivo le ha servido como argumento para una serie de acuarelas que ilustran un cuaderno. Como en el primer caso, es un proyecto impulsado por la asociación cultural ribadense Casa das Letras. El profesor y ensayista Ricardo Polín es autor del prólogo.
El pasado otoño fue la época escogida por Baamonde, residente en Cambados y profesor en Vilalonga, para sumergirse en el itinerario más antiguo de los que van a Santiago. Ahí se encontró con peregrinos que demostraban buen conocimiento del Camino, pero halló algo más: sin grandes núcleos de población salvo Lugo, vio «a Galicia menos contaminada en todos os sentidos».
Los paisajes del oriente gallego, del amurallado Lugo o de A Ulloa, por donde la ruta sale a encontrarse con el Camino Francés, han sido recogidos por el pincel de Baamonde, que también reconoce sentirse impresionado por los restos del hospital de Montouto (A Fonsagrada): la escasez de lo que se conserva no oculta que fue uno de los primeros construidos en Galicia.
«Hai paisaxes fantásticas», dice Baamonde. «Sénteste pequeno diante da natureza», explica el artista, que reconoce que en una ruta como esta, aún alejada de la masificación que puede encontrarse a veces en el Camino Francés, se consigue disfrutar de una peculiar y valiosa compañía, la del silencio. «E apréndese moito», subraya.
«Sénteste pequeno diante da natureza», reconoce el autor de las ilustraciones