Hiperxel dice definitivamente adiós a sus tiendas en Lugo

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Una de las tiendas cerradas de Hiperxel en Lugo
Una de las tiendas cerradas de Hiperxel en Lugo Laura Leiras

En julio se firmaron las cartas de despido de los trabajadores

01 oct 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

El pasado 6 de julio el concurso de acreedores en el que llevaban tiempo Hiperxel y Congelados Cíes dio un paso clave con el envío de las cartas de despido a todos los trabajadores que continuaban en las empresas, a pesar de acumular nóminas adeudadas. Era la puntilla a un proceso que se fue cociendo a fuego lento durante los últimos dos años y que ahora está en manos judiciales, después de que la Fiscalía denunciase a los gestores de Hiperxel por tres delitos contra hacienda.

En el caso de Lugo, el final de la empresa, que durante años había sido un ejemplo de buen funcionamiento, supuso el cierre de cuatro tiendas de Hiperxel y otras tres de Cíes y la pérdida consiguiente de un buen número de puestos de trabajo. Solo en la ciudad de Lugo podía haber entre 12 y 15 empleadas y en toda la provincia superaban la treintena.

Aunque todas las tiendas de Lugo están cerradas desde antes del verano, en muchas de ellas todavía se pueden observar las islas en las que se exponía el material, ya que el proceso concursal todavía no ha finalizado y habrá que ver qué sucede con esos bienes. La mayoría de los locales eran alquilados.

El declive de Hiperxel, según denunciaban sus empleados, comenzó hace casi dos años cuando la empresa cambió de manos. Con ese traspaso se fue por la borda la solvencia que hasta entonces había tenido la compañía de congelados.

«Dende marzo do 2022 arrastramos retraso nas nóminas. En decembro inxectaron na empresa 2,8 millóns de euros para pagar salarios e comprar mercadoría para salvar a campaña de Nadal, pero foi unha cortina de fume. Só en mercadoría, para abastecer correctamente as tendas, era necesario investir 5 millóns de euros. Dixéronnos que nos pagarían a extra en xaneiro e seguimos agardando», contaba el pasado marzo una de las dependientas.

La liquidación de la empresa ha permitido a las trabajadoras cobrar la indemnización y ahora están pendientes de que el Fogasa les abone los salarios, que inicialmente fueron denegados por un mal cálculo. Se estimaron de forma conjunta, cuando era necesario hacerlo trabajador por trabajador. Ahora están pendientes de que se corrija ese error para recuperar todo el dinero posible y dar así carpetazo a una época dura para todo el personal.