Hace 20 años, se decía que en el 2010 estaría lista la autovía de Lugo a Santiago

Xosé María Palacios Muruais
XOSÉ MARÍA PALACIOS LUGO / LA VOZ

LUGO CIUDAD

Obras de la A-54 en Palas de Rei, en donde se está construyendo un viaducto de más de un kilómetro de longitud
Obras de la A-54 en Palas de Rei, en donde se está construyendo un viaducto de más de un kilómetro de longitud ALBERTO LÓPEZ

La A-54 uniría la ciudad amurallada con Compostela por Guntín y por Palas

05 oct 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Viajar de Lugo ciudad a Santiago representa una combinación de circulación por tramos de carretera y de autovía. La situación de la autovía que enlazará la ciudad amurallada con la capital de Galicia, la A-54, consiste actualmente en una mezcla de tramos abiertos desde hace más o menos años y de otros dos —el de Palas de Rei a Melide y el de Melide a Arzúa, de 28 kilómetros en total— que aún están pendientes. Así, la autovía está abierta para los conductores entre Nadela, punto de inicio, y Palas de Rei; pero en esa localidad hay que volver a circular por la carretera N-547 y hasta Arzúa no se vuelve a disfrutar de una vía de alta capacidad.

El tramo Palas de Rei-Melide, cuyo nivel de ejecución se acerca ahora al 50 %, podría estar terminado en el 2023, y entonces aún habrá que esperar seguramente otro año para ver listo el que va de Melide a Arzúa. Pero si el 2024, confiando en que las previsiones se lleguen a cumplir, aparece en el horizonte como final de las obras, hubo un tiempo en que se esperaba que la A-54 acabaría mucho antes: hace ahora 20 años, se preveía que estuviese lista en el 2010.

La fecha no era fruto de una ensoñación, sino que se fijaba en el Plan Director de Infraestructuras de Galicia, como recogía este periódico. Ya entonces se desvelaba que de Lugo a Guntín compartiría trazado con la autovía Lugo-Ourense y que luego continuaría por la comarca de A Ulloa para entrar en la provincia de A Coruña. Una parte, la que va de Lavacolla a Santiago ciudad, estaba ya en servicio desde finales de los noventa.

Para la construcción de la autovía se calculaba, tomando como referencia el citado plan de infraestructuras, una inversión de algo más de 50.000 millones de pesetas (300 millones de euros). El Gobierno central promovía los trabajos, y con esa cantidad proyectaba poner uno de los lados de un triángulo de vías de alta capacidad cuyos vértices estarían situados en Lugo, en Ourense y en Santiago de Compostela. El propósito buscado con la A-54 era potenciar la comunicación de la Galicia interior.

El triángulo no está ni mucho menos completo, pues la autovía de la capital lucense a la ourensana solo tiene en servicio ocho kilómetros, cerca del límite entre las dos provincias. La conexión Santiago-Ourense está disponible con una autopista, la AP-53, con peaje entre la capital de Galicia y Lalín. La inversión prevista en la A-54 se quedó pequeña, ya que se calcula que las obras costarán 322 millones de euros.

Cuando, hace 20 años, se anunciaba la construcción de la A-54, los alcaldes reaccionaban con una mezcla de satisfacción y de prudencia. El de regidor de Palas de Rei, Fernando Pensado (PP), creía que contribuiría a crear riqueza en la comarca, aunque asumiendo que los plazos fijados quizá no se cumplirían; y el de Arzúa, Xaquín García (BNG), veía positivo el anuncio, pero lo relacionaba con la cercanía de las elecciones autonómicas, previstas para el 21 de octubre de ese año.

En esos comicios el PP, con Manuel Fraga al frente, logró su tercera mayoría absoluta consecutiva en la comunidad (41 escaños), en tanto que el BNG y el PSOE, cuyos respectivos candidatos eran Xosé Manuel Beiras y Emilio Pérez Touriño, empataron a 17.

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