La Asociación para la Memoria Histórica no halló en Rao los restos del maquis Salvador Voces
NAVIA DE SUARNA
La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) retomó en Rao (Navia de Suarna) la búsqueda de los restos del maquis Salvador Voces Canóniga, que según sus investigaciones se corresponden con los de un hombre de identidad desconocida muerto por la Guardia Civil en Murias de Rao el 13 de octubre de 1948 y enterrado al día siguiente en el antiguo cementerio parroquial de Rao.
Según el acta de enterramiento, fue inhumado en un espacio de unos dos metros cuadrados, que estaba reservada a niños, al fondo del cementerio: «Se procede a la inhumación del cadáver (?) quedando sepultado a la derecha del depósito del citado cementerio, en el fondo, en terreno de párvulos del necrocomio». En esa zona, la ARMH realizó una primera cata el 25 de noviembre del 2014, excavando una fosa de unos 80 cm. de profundidad, sin encontrar indicios de los restos del maquis, según consta en el informe técnico, que fue presentado por voluntarios de la ARMH a los vecinos. Ahora, se proponen realizar otra cata próxima a la anterior, en la misma zona del cementerio, porque creen que la sepultura de Canóniga podría estar pegada al muro, perpendicular a los enterramientos habituales Los trabajos que está realizando la ARMH en el antiguo cementerio de Rao, actualmente en desuso, han provocado contestación entre los vecinos de la parroquia, que temen que puedan verse afectadas otras sepulturas, por la forma en que se llevaban a cabo los enterramientos antaño; cuando la práctica habitual era levantar sepulturas anteriores para ubicar los nuevos féretros.
En una reunión celebrada en noviembre en Rao así se lo manifestaron numerosos vecinos a los voluntarios de la ARMH, quienes por su parte insistieron en que en la cata realizada «no se encontró nada, salvo esquirlas de huesos descontextualizados y trozos de madera, clavos y restos de goma de suelas de zapato, producto probablemente de movimientos de tierra por los continuos enterramientos» y pusieron a disposición del público el informe técnico citado.
Rao contaba en la década de los 50 con unos mil habitantes, la tasa de mortalidad en España era elevada y la superficie del cementerio reducida, menor que la que puede verse hoy, pues el antiguo cementerio fue ampliado con posterioridad. Los difuntos se enterraban en las sepulturas, colocadas sin espacio entre ellas en filas, por riguroso orden, y que cuando se llegaba al final se empezaba de nuevo; era función del enterrador hacer sitio al nuevo difunto retirando los restos del anterior, que finalmente se recolocaban en los huecos libres.