Bruselas elimina por un año la cigala del sur de la prohibición de descartes
SOMOS MAR

La Comisión propone que se permita devolver al mar un 7 % de merluza
13 oct 2015 . Actualizado a las 05:00 h.La obligación de desembarque que comenzará el año que viene a aplicarse a la flota que captura especies demersales tanto en aguas de Gran Sol como en el del Cantábrico Noroeste comienza a perfilarse. La Comisión Europea lanzó ayer dos propuestas para establecer el plan de descartes que afectará a las aguas del norte, por un lado, y a las aguas del sur, por otro. En ambas, por supuesto, hay flota gallega afectada.
España ha sido la cabecilla del grupo que ha hecho una recomendación específica para regular la obligación de desembarque en las aguas del Atlántico suroccidental, que incluye, además del golfo de Vizcaya y las aguas occidentales francesas, las zonas VIIIc y IXa; esto es, el Cantábrico Noroeste y las aguas portuguesas, en las que se enmarcan los caladeros entre Fisterra y el Miño y los del golfo de Cádiz. Un equipo del que también formaron parte Bélgica, Francia, Países Bajos y Portugal.
Todos secundaron la recomendación conjunta que envió España con la intención de suavizar la aplicación de unas reglas que, a diferencia de lo que sucede ahora, no permitirán devolver al mar aquellas capturas que no alcanzan la talla mínima o para las que no se dispone de cuota.
Y Bruselas ha aceptado algunas de sus alegaciones. La de que no contarán como descartes aquellos ejemplares que se tiren por la borda porque no se puedan aprovechar tras haber sido atacadas por depredadores se da por sobreentendida, pues ya figura en otro reglamento, según la Comisión. Pero sí ha recogido la petición de excluir la cigala pescada con arrastre en aguas del Cantábrico de la obligación de desembarque. Los Estados miembros dicen que el ratio de supervivencia de la especie tras ser capturada y después devuelta al mar es elevadísimo, por lo que reclamaban la autorización. Y sustentaban esa petición con informes científicos. El Comité Científico y Técnico Asesor de Pesquerías (STEFC) cree que se necesitan más datos para afirmar algo así, investigaciones que, por otra parte, ya están en marcha. De ahí que la Comisión optase por exceptuar esta cigala de la obligación de desembarco durante el próximo año. Los sucesivos, se verá. Dependerá de lo que diga el STEFC el 1 de septiembre.
Otras de las medidas aceptadas son un porcentaje de mínimos para lenguado, que será de un máximo del 5 % de todas las capturas en el caso del arrastre y del 3 % si se emplean trasmallos u otras redes de enmalle.
En cuanto a la merluza, se podrá descartar un 7 % el año que viene y el siguiente, porcentaje que bajará al 6 % en el 2018.
Para Gran Sol
En el grupo que hizo las recomendaciones para el reglamento que afecta a las aguas de Gran Sol mandaba Irlanda y puso especial énfasis en la dificultad que entraña gestionar los descartes en el caso de las pesquerías mixtas, en las que se pesca tanto bacalao como merlán, merluza o cigala.
Bruselas acepta excluir la cigala de estas aguas de la prohibición de descarte, pero solo para aquella capturada con nasas, no con la que extrae el arrastre.
También se establecieron mínimos para el lenguado, el merlán y la cigala, que difiere según las zonas de pesca.
Vella destaca el gran paso hacia la sostenibilidad de la obligación de desembarque
Coincidiendo con el lanzamiento de las dos propuestas para regular la obligación de desembarque que entrará en vigor el año que viene -la que afecta a las pesquerías demersales-, el comisario de Pesca, Karmenu Vella, lanzó uno de sus habituales panegíricos sobre la necesidad de reducir el derroche que suponen los descartes de pescado y el gran avance que la erradicación de esa práctica supone hacia la sostenibilidad de los océanos. «Estos planes son un gran paso hacia adelante, porque las pesquerías en cuestión son muy significativas», señaló Vella.
Ahora bien, el comisario recalcó que, aunque la obligación de descargar todas las capturas es un avance, no es menos importante avanzar en la selectividad de las artes, lo que ayudará a los stocks a recuperarse y permitirá asegurar unos ingresos estables a los pescadores.
A estos les gustaría ser tan optimistas como Karmenu Vella, pero discrepan con que eso de que se van a mejorar las rentas. Se temen que todas las flexibilidades aplicadas no van a ser suficientes, sobre todo para la flota de pesquerías mixtas, esas en las que tanto se captura merluza y cigala como bacalao. España, por ejemplo, no tiene cuota para esta última especie y, ahora, tiene que devolverla al mar. A partir del 1 de enero del 2016 podrá desembarcarla y comercializarla, eso sí, descontando esos kilos del cupo que tiene de otras especies, como la merluza. Si se atiende a que las cuotas que tiene para las otras especies son de por sí, escasas y apenas dan para hacer pesca dirigida, el problema está servido.