La spin off, creada por cuatro investigadoras de la USC, permite saber si un producto va a gustar al consumidor
12 feb 2017 . Actualizado a las 05:00 h.Todo empezó con los kiwis. Maruxa García Quiroga, ingeniera agroalimentaria y licenciada en Ciencia y tecnología de los alimentos, profundizó en su tesis en sistemas de cultivo ecológico, convencional e integrado del kiwi y su evolución a lo largo del tiempo. En esa investigación, hacían análisis nutricionales que cruzaban con datos sensoriales. «Íbamos viendo si un kiwi que tiene mucha vitamina C, que son ácidos, era ácido, si al consumidor le gustaba o no...». De esta investigación, las cuatro socias de TasteLab -la propia Maruxa, Lourdes Vázquez, Ángeles Romero y Nieves Muñoz- aprendieron las técnicas y metodologías que aplican a esta spin off de la USC que nació hace un año y medio. ¿A qué se dedican? A hacer análisis sensorial. A crear una red de seguridad para aquellas empresas que quieren lanzar un producto al mercado. «Lo que hacemos es proveer una información que tiene que ver con los gustos para afinar en la salida al mercado», explica Maruxa García.
Lo hacen a través de dos fuentes principales de información: los propios consumidores, a los que se les pregunta si les gusta o no un determinado producto; y un panel de catadores expertos, que son los que responden el por qué algo triunfa o no entre la gente a través de parámetros concretos. Esos datos se cruzan y se obtiene un informe.
¿Qué productos se pueden analizar? «Cualquier cosa que finalmente acabe en manos de personas». Aunque TasteLab está por el momento más centrada en la industria alimentaria por la formación de sus socias, el plan estratégico incluye tocar otras industrias. El análisis sensorial se aplica por ejemplo a la industria cosmética, a perfumería, a droguería e incluso en la automoción.
El modelo de negocio de esta firma nacida de las aulas del campus de Lugo, ofrece soluciones a tres departamentos de cualquier empresa: el de I+D, para el desarrollo de nuevos productos; el de márketing, ya que siempre se ha preguntado al consumidor, y el de calidad. Las normas internacionales empiezan a incluir controles de calidad sensorial para los productos.
«No somos una empresa de márketing al uso», aclara Maruxa García. Porque están focalizados en el análisis y la tecnología sensorial. Ellas aseguran que un producto va a tener un éxito sensorial, pero ese no es el único parámetro que influye: está el precio, el packaging, la disposición... «Queremos que las empresas se acuerden de TasteLab cuando digan estudio organoléptico, catas, sensorial».
Lourdes Vázquez, Maruxa García, Ángeles Romero y Nieves Muñoz son las creadoras de TasteLab. | óscar cela
«Al no haber competencia, casi hay que evangelizar a la industria sobre las bondades del análisis sensorial»
Dejó su puesto como encargada de un laboratorio de análisis sensorial de un centro tecnológico de prestigio internacional para embarcarse junto a sus tres socias en la creación de TasteLab, una empresa tan pionera que apenas tiene competencia.
-No tener competencia es una ventaja.
- Es un campo nuevo donde algo de competencia hay, pero empresas dedicadas a esto hay muy pocas a nivel mundial, no solamente en España, y no son empresas de tecnología sensorial. Nosotras queremos crear un sistema inteligente, y esto no lo hay. No tener competencia podría ser una ventaja, pero hay un inconveniente, que hay que abrir mercado y casi evangelizar a la industria: hay que ir a contar las bondades de hacer análisis sensorial.
-¿Las entiende?
-Las empresas que hacen innovación, sí. TasteLab ayuda a saber antes de lanzar un producto al mercado si va a tener éxito o no, cómo están frente a la competencia y cómo se pueden hacer mejoras.
-Dice que quieren crear un sistema inteligente. Y ya colaboran con el Citius.
- Uno de nuestros intereses es intentar parametrizar y automatizar al máximo los sistemas, digitalizar nuestro conocimiento para crear sistemas inteligentes.
-¿Que sustituyan a personas?
- Queremos automatizar el análisis de la información sin sustituir al consumidor porque la respuesta de me gusta y no me gusta creo que va a ser insustituible. Sí hay tecnologías que sustituyen al panel entrenado, pero al final un catador entrenado es un multisensor que saca 20 parámetros, y una herramienta que lo sustituya puede ser un aparato que está centrado en olfato o en gusto.
-¿Qué ventajas tendrá?
- Queremos tener en cuenta todas las casuísticas posibles y que casi a golpe de clic el que esté analizando los datos pueda tener una respuesta lo más automatizada posible. Eso nos permitirá ser más ágiles, más rápidos.
Maruxa García es ingeniera.