Regístrate gratis y recibe en tu correo las principales noticias del día

La prueba: Peugeot 208 GT Line 1.2  

MOTOR ON

peugeot

Con un motor de peso y tamaño reducidos, gracias a sus tres cilindros, ofrece unos consumos excelentes en su versión de gasolina 

15 oct 2015 . Actualizado a las 12:28 h.

Nos ponemos a los mandos de un hatchback de trayectoria contrastada, el Peugeot 208, con motor de gasolina de tres cilindros de 1.200 centímetros cúbicos, que rinde 110 caballos y que en su versión GT Line tiene un precio de 19.480 euros, 750 menos que su versión diésel (100 caballos). Con la calculadora en la mano compensaría la compra de este último, puesto que el diésel homologa un gasto de 3 litros cada cien kilómetros y la amortización del sobrecoste se produciría antes de los veinte mil  kilómetros. Pero en el caso del Peugeot 208, esta versión en gasolina consume 4,5, lo que lo convierte también en un coche económico en su mantenimiento si se tiene en cuenta, además, que el diésel suele dar más gastos cuando viaja al taller.

El 208 GT Line 1.2 es el paradigma de la tendencia bautizada como dowsizing  (reducción del tamaño y cilindrada de los motores) que redunda en un menor peso que compensa la inferior potencia, con lo cual, con consumo de mechero, se consiguen unas buenas prestaciones. Esto es así hasta el punto de que Peugeot  se ha atrevido a lanzar esta versión de aspecto deportivo que sería un poco ridícula si su coche solo ofreciese las prestaciones de un pequeño utilitario. El coche rinde bien, muy bien para lo que debe esperarse de un modelo de tipo medio con una tecnología de última generación: responde con nervio en las situaciones típicas del uso cotidiano (un acelerón para incorporarse al carril lento después de un adelantamiento,  una salida en cuesta con potencia después de que las maniobras de un camión nos hayan detenido en medio de la misma...) y se muestra muy estable en su conducción a velocidad (legal) por autopista. En las carreteras de Galicia, donde es habitual ir al ritmo que marcan los demás, nos encontramos con un cambio de marchas suave, sobre todo en esas reducciones y recuperaciones repentinas que a veces son tan desagradables. El 208 no es uno de esos SUV en los que la estética manda sobre la lógica, es un coche heredero de una saga de modelos pequeños con los que Peugeot triunfa en el mercado desde hace décadas. ¿Diesel o gasolina? Para gustos (el bolsillo, dada la diferencia, aquí importa poco), lo mismo que un acabado GT Line o uno más clásico. Es un buen coche.