El músico lugués presenta mañana en sesión vermú un segundo disco que bebe de la «bossa nova» y el «funk»
03 feb 2017 . Actualizado a las 13:30 h.Sábado 4 • Belmont (Trabajo, 13) • 13.00 horas • 3 euros Cuatro años pasaron desde Abundancia, primer disco en el que Adán Jorge mostró su particular modo de enredar la canción de autor española con los aires brasileños. Ahora vuelve con Nada queda, grabado en directo y mirando de reojo el funk. Lo presenta dentro del ciclo Retroalimentación, impulsado por el blog de La Voz del mismo título.
-Si "Abundancia", su anterior disco, se refería al materialismo, ¿"Nada queda" por dónde va?
-Abundancia fue mi primer disco y la canción que le dio titulo al mismo. Han pasado cuatro años desde entonces y por supuesto han cambiado muchas cosas, Nada queda es una canción que trata de hacer pensar más que de decir algo concreto, si bien el estribillo matiza o le da un enfoque sobre el que rueda el texto previo. La idea básica es simple y es que debemos renovarnos, renunciar a cosas y vivir el momento porque todo se acaba algún día. Me parece de todas formas un tema muy abierto a la interpretación al contrario de "abundancia" que era concreto y directo. Además Nada queda refleja el cambio de sonido que ahora estoy buscando (me he atrevido a grabar con una Telecaster), más eléctrico y un poco más alejado de la música brasileira sobre la cual giraba el primer disco.
-Sigue presente Brasil, incluso cantando en portugués "Partido Alto". ¿Qué encontró en esa música?
-Brasil es un país muy grande y con mucha diversidad de música, quizás el país con más riqueza músical que conozco. Mi genero preferido es la MPB (música popular brasileña) que popularizó Joao Gilberto, Vinicius, Tom Jobim, Caetano Veloso.. y lo que descubrí, lejos de las etiquetas que se le dan más cerca de una música ambiental, chill out, asociada a un plano más superficial, es una música con una riqueza armónica, rítmica y lírica que la hace la escuela ideal para un músico y al mismo tiempo una gran inspiración en las letras de grandes poetas como Vinicius de Moraes o Chico Buarque.
Partido alto es un pequeño gran orgullo porque es el primer tema escrito en gallego que me atrevo a publicar (ya que desenvuelvo mucho mejor con el castellano) y tiene un tratamiento de sonido como los discos clásicos de bossa nova. El título partido alto hace referencia a un estilo de samba que va implicito en mi guitarra.
-También aparece un toque funk, que se suma al toque bossa.
-Además de la música de Brasil, escucho muchos grupos que tienen otros estilos, así Kool and the Gang, MIchael Jackson o Djavan son músicos que me entusiasman también. Para mí es importante creer que las letras o textos profundos pueden lidiar también con una música que te haga bailar, es un concepto que me mueve a investigar y por supuesto no concibo un disco sin esa riqueza rítmica. Me gusta la música que tiene el poder de mejorar mi humor y en eso me centro, aunque muchas veces me salen más canciones muy reflexivas que todas no tendrían cabida en un disco.
-En este concierto tocará, ya no en acústico, sino sin amplificación. ¿Qué supone eso?
-Es un concepto muy interesante, primera vez y mucha emoción. El amplificador, el micrófono, el cable, el pie del micro establece una barrera física que sumada a la potencia del sonido amplificado hace que el artista tenga una distancia con respecto al público y una diferenciación. Eso protege el artista, pero también lo aleja del público. Esta claro que si se consigue el silencio del público el concierto gana mucho interés porque se puede ver claramente como son las canciones antes de pasar por una producción o por unos arreglos a una distancia mínima del artista. Aquí si funciona claramente el "menos es mas".
-Ha tocado con Javier Álvarez. ¿Ha sido su colaboración más especial?
-El año pasado tuve la oportunidad de abrir su concierto en Arca da Noe y poder colaborar al final cantando algunos temas. Preparamos juntos un tema que compuso con Pedro Guerra, Amor en vena, y fué sin duda una de las experiencias más bonitas que he tenido encima de un escenario. Es un privilegio ya que para nuestra generación es alguien mítico que fue numero uno de los cuarenta con discos de mucha calidad. Además de su calidad como artista, tiene una gran calidad humana y fue muy interesante poder hablar con el de música y de todo lo que el ha vivido.
-¿Qué otros conciertos han sido importantes?
-El año pasado tuve la oportunidad de participar como finalista en el festival internacional de cantautores Abril para vivir de Granada donde estuve tocando en una plaza de la catedral llena, ese ha sido otro momento muy bonito junto a la presentación de mi primer disco Abundancia.
-Habla de las cosas cotidianas. ¿Son esas las más grandes o es que opta por hablar solo de lo pequeño?
-Son las más interesantes, las más potentes y no soy capaz de hablar de una realidad ajena a la que me rodea. Creo que los elementos cotidianos son pretextos para hablar de todo lo que nos sucede día a día y profundizar en ellos es lo que los hace interesantes. Hay cosas que pasan totalmente desapercibidas hasta que las pasas por el filtro de la lírica y empiezas a ahondar en ellas. Aunque sea una frase hecha es totalmente cierto que el hacer ese ejercicio hace que te conozcas mucho mejor a ti mismo, por lo que finalmente es algo también terapéutico. Se puede considerar la parte terapéutica de hacer canciones.
-Con el clima social aparece una cierto reivindicación del cantautor político. ¿Lo nota? ¿Se siente identificado con ello?
-Actualmente los cantautores siguen siendo necesarios, tan necesarios como toda persona que piense, critique constructivamente y pueda hacer que el resto piense que optamos a un mundo mejor. Lo que pasa es que el concepto cantautor no es más que una etiqueta que cada uno se quita o se pone según le convenga. Para mi es importante la etiqueta para encontrar algo y son muy necesarias hoy en día en un mundo con tanta variedad, información y oferta, pero creo que todo el mundo puede optar a ese cambio siendo activos con sus ideas y dando ejemplo con sus conductas. Yo no me siento identificado sobre todo porque el arte debe ser libre y es muy cambiante, y no se debe de utilizar para lanzar mensajes propagandísticos porque en ese mismo momento pierde su esencia más pura. Me considero muy comprometido con el hecho de intentar hacer las mejores canciones posibles.
-¿Tiene algo que ver con la generación de Ismael Serrano y Pedro Guerra que irrumpió en los noventa?
-Me he nutrido de ellos. He escuchado sus discos como si fuesen la Biblia y he querido aprender a tocar la guitarra para poder cantar "El marido de la peluquera" , ¿como no? Para mi ellos son los grandes maestros de los que hay que tomar los ellos han dado en intentar no copiarlos demasiado para poder un día ser nosotros mismos. Añadiría en ese grupo a los tan necesarios Sabina, Serrat, Javier Álvarez, Jorge Drexler, Silvio y muchos que se me quedan en el tintero y han sido muy importantes para mi.